ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

diciembre 14, 2008

LA NAVIDAD ES DE TODOS


Esta información nos la envía Gustavo Daniel D´Apice - Profesor de Teología - Pontificia Universidad Católica (ARG) y con su consentimiento la insertamos en el blog, aceptando su corrección fraterna cuando yo le decía que la navidad era nuestra también, él con su sabiduría me corregió: la Navidad es de todos

Los Eventos “Dialogando”, a cargo del Prof. Gustavo Daniel D´Apice, realizaron su primera jornada bajo el Tema “Preparando la Navidad”.

Fue un Curso-Taller destinado a docentes, estudiantes y público en general, con Resolución Ministerial y auspicio de la Subsecretaría de Cultura, en una de las aulas de las Hermanas Salesias, entre las calles Santa Fe y Tucumán de la ciudad de San Juan.

El Temario fueron los Signos de la Navidad, como el árbol, las luces, el pesebre, la Corona de Adviento, Santa Claus, los Reyes Magos.

En la simbología cristiana navideña, la corona de adviento prepara a celebrar la Navidad en cuatro semanas.

Su forma circular remite a la eternidad de Dios, que no tiene principio ni fin. Su follaje verde hace referencia a la vida, y los listones rojos, al amor de Dios derramado en nuestros corazones. Las luces que se van encendiendo progresivamente hacen alusión a la Luz de Cristo, Luz del mundo según sus Palabras.

El árbol completa esta simbología con su follaje siempre verde, remitiendo al árbol de la Cruz que por la Resurrección siempre está dando frutos.

Los regalos del árbol significan el compartir entre nosotros el Gran Regalo del Padre Dios, que es su Hijo Jesús regalado al mundo para salvarlo.

Lo principal es el amor de la entrega generosa, oblativa y alegre de cada uno. Los adornos manifiestan nuestra alegría ante el Enviado de Dios, y las luces completan el sentido de la Luz de la corona de Adviento, y señalan la Luz permanente del Cirio de Pascua en que Jesús está Resucitado y dando sentido a las cosas para siempre como Camino, Verdad y Vida de todo.

El pesebre hace que nos metamos entre los personajes que adoran a Jesús y nos centran más en el misterio que contemplamos.

Santa Claus, el Obispo San Nicolás de Bari, celebrado el 6 de diciembre, en pleno tiempo de la espera de Navidad, nos enseña el compartir: su bolsa con la cual entregaba dones a los necesitados, y la luz del Evangelio que debía predicar en su otra mano.

Recordemos que su vestidura roja de Obispo es anterior a cualquier comercial, asimismo como su gorro propio de los Obispos de su tiempo en las regiones frías.

Todo esto nos enseña también a nosotros a tener siempre vida que dar, luz con la que alumbrar, amor con el cual compartir, y sentido para brindar a los demás la significación profunda de las cosas.

Una última referencia a los Magos venidos de Oriente. En los signos naturales de la Estrella había leído un mensaje, como buenos escrutadores de los astros según su cultura milenaria, que el Gran Rey del Tiempo Final debía nacer en Palestina.

Una lumbre mayor los esclarece, y caminan casi dos años hasta encontrarse con Jesús y ofrecerle sus dones: oro como Rey del universo, incienso como a Dios inmortal, y mirra como a hombre mortal, ya que con ella se ungían los cuerpos para la sepultura con que Jesús redimiría para resucitar al tercer día.

Y habiéndose encontrado con Jesús, vuelven a su tierra por otro camino: Nadie que se encuentra con Jesús puede seguir por la misma senda. El encuentro con Él transforma, solidariza, llena de alegría y cambia la vida.

Eso significa lo narrado por el evangelista Mateo en su capítulo 2.

El encuentro duró de 8:30 a 12:30 y de 17:30 a 20:30.

Volverá a realizarse el sábado 21 de marzo. Esta vez con el Tema: “Preparando la Pascua”, una mirada contemplativa desde la filosofía, la estética, la pedagogía y la espiritualidad.

Como el anterior, tendrá Resolución Ministerial y está dedicado a docentes, estudiantes y público en general.



COMENTARIO.


Las consultas son al teléfono 428-4544.

http://es.catholic.net/gustavodaniel
http://gustavodaniel.autorcatolico.org
http://sfn.org.ar/dialogando
http://es.netlog.com/dialogando/blog Leer más...

10, 9, 8, 7, 6, 5.


CINCO, esos son los meses que faltan para que celebremos el día Internacional de los Católicos Divorciados en Nueva Unión.

Como cada uno pueda, sin horarios, sin ropa de gala, con un corazón dispuesto a recibir a Dios a pesar de nuestros errores, de nuestras frustaciones, con nuestras alegrías, con nuestros sueños, con nuestras ilusiones, así simplemente como somos.

Sería sensacional que muchos se enteraran y eso simplemente depende de ti, por eso en ti confiamos, lo único que pedimos es que se lo cuentes a una familia que sepas que vive esta situacióncon el pedido expreso, que se lo cuenten a otro, y así construir una cadena, que nos una a muchos en un sentimiento común.

El 1º domingo de mayo, es EL día, es NUESTRO día, es TU día.

Que pases una hermosa 2º semana de Adviento. Leer más...

diciembre 13, 2008

¿ SERÁ CIERTO?


Esta noticia está en Internet, pueden consultar en www.vistingargentina.com y menciona algo sorprendente, la bendición de separados en nueva unión.

Si alguien lo puede confirmar será de agradecer

Blog Turismo Argentina / Se inicia la Fiesta de la Coronación de la Virgen de Itatí
Se inicia la Fiesta de la Coronación de la Virgen de Itatí
Con una “Maratón de la Fe”, que se realizará el viernes 27 de junio a las 8 desde la iglesia de la Cruz de los Milagros hasta la basílica de Nuestra Señora de Itatí, se iniciarán los festejos en honor de la Virgen con motivo de la Fiesta de la Coronación de la Virgen de Itatí en Corrientes, que este año llevará por lema: “Discípulos y misioneros con María de Itatí”.



Las actividades continuarán con una novena preparatoria del 30 de junio al 8 de julio, en la que diariamente habrá rezo de Laudes a las 7.30, adoración al Santísimo a las 15.30 y misas a las 8.30, 10 y 19, esta última con la prédica de la novena a cargo del padre Roberto Simionato FDP, rector emérito de la basílica.

El primer día se rezará por los difuntos. A las 8.30 se realizará una bicicleteada al Atajo, donde habrá una celebración mariana. Según aica.org a las 20 se ofrecerá un responso cantado en la basílica. El resto del programa de plegarias es el siguiente:

1º de julio: Por los trabajadores. Por la mañana se realizará la bendición de los comercios.

2 de julio: Por los docentes. A las 20 se realizará un homenaje a los docentes de las escuelas que cumplen aniversarios de cristal, de porcelana, de plata y de oro.

3 de julio: Por los empleados públicos y las fuerzas de seguridad. A las 20.30 habrá torneos en el salón parroquial (truco, metegol, billar, ping pong, ajedrez).

4 de julio: Por los enfermos y ancianos. A las 19.30 se impartirá la bendición con el Santísimo Sacramento.

5 de julio: Por los niños y los trabajadores rurales. A las 15 comenzará una Jornada de los Niños con actividades recreativas. Las madres ofrecerán a la Virgen una flor blanca por cada hijo.

Domingo 6 de julio: Por las familias. Habrá misas a las 6.30, 8, 9.30, 11, 17 y 19. A las 10.30 actuará el Coro de San Ignacio de Moxos (Bolivia). Ese día habrá renovación de las promesas matrimoniales y bendición de separados en nueva unión.

7 de julio: Por los estudiantes. Durante el día la imagen de la Virgen visitará las instituciones educativas; y será, además, la final de los campeonatos deportivos.

8 de julio. El último día de la novena se rezará por los artistas y los comunicadores. A las 21 comenzará un Festival del Zapateo y Zarandeo y se elegirán a los paisanos que luego serán abanderados en la Fiesta de la Coronación.

Lo invitamos a visitar esta maravillosa provincia y hospedarse en uno de los muchos hoteles en Corrientes.

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PARA QUE TODOS SE ENTEREN


Si los medios de difusión no nos censuran, incluyendo webs, blogs, gráficos, radiofónicos y televisivos, esta información deberías haberla visto o escuchado, por las dudas quizás también la hayas recibido o lo que sería aún más gratificante, es que alguién te lo hubiera contado

La Barca (http://labarcaglobal.blogspot.com/) blog hecho por y para Separados / Divorciados en Nueva Unión de todo el mundo, está tan alejado de cualquier concepción ultra conservadora como de aquellas tendencias contestatarias, que sin fundamentos cuestionan el magisterio de la Iglesia.

Pretendemos ser un espacio abierto de reflexión, información y comunicación de la problemática en todos sus aspectos, sin caer ni en la negación de la realidad ni pretender cambiarla de un modo irracional o antojadizo.

En nuestros posts no cabe la descalificación y mucho menos la obsecuencia y tampoco tenemos ningún inconveniente en tratar cualquier tema relacionado con nuestra situación, ya que para nosotros ningún tema es tabú.

Con la misma firmeza y convicción que rechazamos campañas que ofenden nuestra fe hemos fijado posición ante las definiciones del Cardenal Martini en se libro Coloquios Nocturnos en Jerusalén, ya que no nos sentimos dueños absolutos de ninguna verdad como tampoco creemos que la Verdad Absoluta sea patrimonio de nadie.

Propiciamos la celebración del Día Internacional de los Católicos Divorciados en Nueva Unión, el 1ª Domingo de Mayo de 2.009, con tanta convicción que no ofendemos a nadie como seguimos formando parte de la Iglesia por el Bautismo.

La Barca es de todos los que asumiéndose pecadores, creen en la misericordia infinita de Nuestro Señor.

No dejes de visitarnos y si te sientes identificado, DIFUNDELO.


COMENTARIO:

Este post, en forma de Solictud de Difusión, lo acaban de recibir en todo el mundo gracias a la magia de Internet. Leer más...

EL TEMA VIENE DE LEJOS


Paseando por Internet, encontré está nota publicada por el diario Clarin, de Argentina, que aunque tiene más de 10 años, nunca pierde vigencia.

Sábado | 29.11.1997
Clarín.com » Edición Sábado 29.11.1997 » Sociedad » Discuten si pueden comulgar los divorciados vueltos a casar.

SINODO DE OBISPOS DE AMERICA: POLEMICA EN EL VATICANO

Discuten si pueden comulgar los divorciados vueltos a casar.

Un obispo ecuatoriano y un funcionario de la Santa Sede polemizaron frente al papa Juan Pablo II sobre la eucaristía a los fieles que se casan más de una vez.
Hubo críticas a las enseñanzas en materia familiar.


SERGIO RUBIN
(Ciudad del Vaticano. Enviado especial).- Frente al propio papa Juan Pablo II, un obispo ecuatoriano y un alto funcionario del Vaticano discreparon en sus exposiciones ante el Sínodo de Obispos de América acerca de la polémica negativa de la Iglesia a dar la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar.

Mientras el obispo ecuatoriano Néstor Herrera Heredia sorprendió al auditorio al pedir que en ciertos casos se pueda dar la eucaristía a los creyentes separados en nueva unión, el proprefecto de la Congregación para la Disciplina de los Sacramento, monseñor Jorge Medina Estévez, manifestó que sería totalmente incoherente hacerlo.

La Iglesia considera a los fieles separados en nueva unión como miembros que no sólo pueden sino que también deben participar de su quehacer religioso.

Pero les niega la confesión y la eucaristía, por considerar que el matrimonio es indisoluble y, por lo tanto, las nuevas parejas están en concubinato y pecan de adulterio.


Recomendaciones

El Sínodo de Obispos de América, que está finalizando la primera de sus cuatro semanas de deliberaciones, congrega a unos cincuenta cardenales y a más de doscientos obispos del continente, que están presididos por el papa Juan Pablo II.

Se trata de una asamblea que es convocada cada dos o tres años para tratar un tema o la problemática de una región con el propósito de asistir al Papa en el gobierno de la Iglesia Católica.

Sus conclusiones desembocan en un documento con recomendaciones, previamente convalidadas por el Pontífice.

Teniendo en cuenta el creciente número de personas que en América viven esta situación, quiero pedir al Sínodo que faculte a las Conferencias Episcopales para que establezcan normas adecuadas, según la realidad de cada país, a fin de que puedan recibir la eucaristía, dijo el obispo ecuatoriano Herrera Heredia.

Y señaló en ese sentido que esa eventual decisión debería inscribirse en una actitud de recepción fraterna de muchos católicos que oyen misa, educan cristianamente a sus hijos, hacen obras de caridad y participan en la liturgia y la catequesis.

En una sesión posterior, el funcionario del Vaticano Medina Estévez consideró incoherente pretender participar en la comunión eucarística mientras la vida concreta expresa un rechazo de la ley de Dios, lo que es claro en las situaciones de concubinato o adulterio, aunque no sólo en ellas.


Arzobispo crítico:

El arzobispo canadiense Francis Spence criticó en su intervención el modo en que la Iglesia presenta sus enseñanzas en materia familiar.

Lo hizo al describir el esfuerzo que la mayoría de las familias deben hacer para compaginar sus vivencias mundanas con las enseñanzas de la Iglesia Católica.La mayoría de nuestras familias son conscientes del profundo significado de su tarea, pero encuentran dificultades en relacionar la perspectiva cristiana del matrimonio y la familia con la realidad cotidiana de sus vidas, dijo.

Añadió que el lenguaje abstracto utilizado por la Iglesia constituye una barrera, y señaló que una insistencia exclusiva en la dimensión ideal (del matrimonio y la familia) puede producir un desaliento y un sentimiento de exclusión.


Malestar

La polémica por la negativa de la Iglesia a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar creció en las últimas décadas al compás del aumento de los casos de católicos separados en nueva unión.

No pocos de los creyentes en esta situación que frecuentan los templos no comprenden por qué no pueden recibir la eucaristía, y expresan su malestar y disconformidad ante sus representantes inmediatos en la Iglesia Católica. Leer más...

diciembre 12, 2008

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NO SOMOS NADA ESO


Buscando en la red, hemos visto algunos blogs que tratan el tema de los divorciados en nueva unión, que en forma abierta o encubierta se definen y materializan su pensamiento de modo que leyendo entrelíneas, se puede llegar a entender el porque de sus definiciones y obviamente de sus posiciones.

Nuestro caso pretende ser distinto, ni mejor ni peor, simplemente distinto y con eso ya tenemos bastante.


No somos ultraconservadores ni reaccionarios.
No somos infantilmente contestatarios ni indomablemente rebeldes.
No somos hipÓcriticas, entendiéndose por tal los que escriben una cosa, dicen otra y hacen una distinta.
No somos la expresión propagandística de ningún movimiento.
No somos de los que propugnan el convencimiento de conciencia en vez del sometimiento al fuero externo (Tribunales eclesiásticos)
No somos de los que escriben libros con recetas magistrales.
No somos adelantadores de indicadores de visitas al blog.
No somos libres interpretadores de ninguna Exhortación Apostólica (encíclicas)
No somos nada de eso.
No somos complacientes, esperando premios ni menciones.

Y todo esto ¿porque?

Quizás porque nos alcanza con ser auténticos.
Quizás porque nos alcanza con asumirnos pecadores, pero en la búsqueda de brindar un buen testimonio de vida.
Quizás porque nos alcanza con ser asumir nuestra problemática.
Quizás porque nos alcanza con aceptar a cada uno con sus alegrías, sus tristezas, sus frustraciones, sus reivindicaciones, sus testimonios, sus ideas, sus sueños.
Quizás porque nos alcanza con la comunión espiritual y no necesitamos nada más, ni siquiera a escondidas ni donde no nos conozcan.
Quizás porque nos alcanza con confiar en la inconmensurable Misericordia y no necesitamos publicitarnos como los salvadores de la cristiandad.
Quizás porque nos han discriminado tanto, que hemos aprendido que no es necesario ser iguales para poder formar parte de un todo.
Quizás porque no tenemos 20 hijos, pero no nos rasgamos las vestiduras ante quienes tampoco lo tienen, aunque lo escuchemos regocijarse con la vigencia de algunas encíclicas.
Quizás porque así llegamos a ti, aunque nunca conseguiremos un nombramiento de ningún Obispo.
Quizás porque no nos interesa ni nos quita el sueño no sentarnos en ninguna primera fila.
Quizas porque nos resulta más importante publicar y difundir tus dudas y tus quejas, que tus felicitaciones.
Quizas porque no renunciamos a pensar, opinar, disentir y aprobar lo que se nos ocurra, sin temor al que dirán.
Quizas porque usamos este medio para decir con resperto lo que pensamos, aunque pueda ser pueda no sonar como música angelical a todos los oídos.
Quizas porque somos malos negociantes, no pedimos nada a cambio de darte nuestra vida y nuestro sueños, como cantaba Charly.
Quizás porque no somos nada eso, es que TU: nos estás visitando.

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diciembre 11, 2008

DIVORCIOS EN ARGENTINA


Argentina es un país con un porcentaje de católicos que supera holgadamente el 90% de la población, con lo cual sin ser demasiado precisos, podemos suponer que también el 90% de los que se divorcian son católicos y éste no es un fenómeno aislado, sucede en otros paises también.

De los que en el futuro formen una nueva familia, ¿a cuántos le importará realmente nuestra problemática?



Buenos Aires, 8 dic (EFE).- Uno de cada tres matrimonios argentinos se divorcia y el 60 por ciento de las rupturas de pareja es impulsada por las mujeres, destacó un estudio publicado hoy por la prensa de Buenos Aires

El informe, difundido por el diario Crítica, fue elaborado por María Virginia Bertoldi de Fourcade, jueza del fuero de familia de la provincia de Córdoba (centro)

Según el estudio, que relevó 5.500 casos, el 43,7 por ciento de los que se divorcian tiene entre 36 y 50 años y el 90 por ciento de las rupturas matrimoniales se hace por presentación conjunta de la pareja

Sobre las causas del divorcio, el 43 por ciento acusa a su cónyuge por injurias graves, el 36 por ciento por abandono de hogar y el 13 por ciento por adulterio

Esta "radiografía" muestra además que en el 93 por ciento de los casos la tenencia de los hijos queda para la madre y que 12 años es el promedio nacional de duración de los matrimonios. EFE cw/jrh Leer más...

ALGO MAS QUE UN SIMPLE LIBRO


Este post es una introducción para los tres que siguen, de ser posible deberían leerse como una unidad, ya que si no sería difícil entender de qué se habla.

Vamos por partes:

Recientemente apareció un libro (que lo hemos comentado) llamado Coloquios Nocturnos en Jerusalén del Cardenal Carlo Martini publicado por la editorial San Pablo, en numerosos países.

En este libro, el Cardenal Marini plantea una serie de cuestiones referidas a sus ideas de cambios, que incluye la problemática de los divorciados en nueva unión y su acceso a la comunión, entre muchos otros temas, que han generado una cobertura en los medios muy desarrollada.

Luego de haber repasado Google, Terra y Yahoo, y haber leído muchísimos de los comentarios que aparecen en Internet, es verificable que ha recibido un tratamiento más que positivo en la inmensa mayoría de los casos.

Son muy escasos los comentarios adversos y uno de los que aparece publicado corresponde a las declaraciones del Arzobispo de La Plata (ARG) efectuadas en un programa de televisión.

En ese programa hace una defensa muy fundada sobre la Exhortación Apostólica Humanae Vitae, con un punto de vista distinto que el plantea el Cardenal Martini.

¿Por qué nosotros le damos tanta trascendencia al tema?

Porque creemos realmente que la tiene, ya que muchas cosas de las que se plantean, muy posiblemente algunas las compartamos y porque nunca está de más participar en el diseño de la historia y este tema puede llegar a hacerla.

En los posts siguiente se incluyen:

xxx) Declaraciones de Monseñor Aguer.
xxx) Exhortación Apostólica Humanae Vitae
xxx) Nuestras opiniones. Leer más...

OPINIONES DE MONSEÑOR AGUER SOBRE COLOQUIOS NOCTURNOS EN JERUSALEN


Luego de revisar los buscadores Google, Terra y Yahoo, en sus versiones integrales de la red, encontré muy pocas opiniones desfavorables al libro Coloquios Nocturnos en Jerusalén y creo oportuno compartirla, la fuente es AICA (Agencia Informativa Católica Argentina) y las recoge declaraciones de Monseñor Aguer en un programa de televisión


DEFENSA DE LA “HUMANAE VITAE”

Alocución televisiva de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata en el programa “Claves para un mundo mejor”
(Sábado 29 de noviembre de 2008)

Recientemente se ha publicado un libro del Cardenal Carlo María Martini titulado “Coloquios nocturnos en Jerusalén”.

El título podría interpretarse en este sentido: en esa obra el ilustre Cardenal emite algunas opiniones muy poco claras, más bien obscuras, nocturnas.

Opina, poniendo en duda verdades y prácticas sostenidas permanentemente por la Iglesia, tales como el celibato de los sacerdotes, la ordenación sacerdotal reservada a los varones, la inmoralidad de las relaciones homosexuales.

Pero donde el Cardenal es muy claro es en su crítica, una crítica muy severa, a Paulo VI y a la Encíclica “Humanae Vitae”, de cuya publicación se ha cumplido este año el cuadragésimo aniversario.

Llega a decir cosas muy serias, como que esta Encíclica ha producido un grave daño con la prohibición de la contracepción artificial que allí se establece, lo cual habría determinado que muchas personas se hayan alejado de la Iglesia y la Iglesia de las personas.

Más aún: el Cardenal Martini parece imputarle a Paulo VI haber ocultado la verdad, como que el Papa, en realidad, no estaba convencido de lo que afirmaba en su encíclica, pero lo hizo igual.

Las críticas continúan, porque enfocan también a Juan Pablo II que “siguió el camino de una rigurosa aplicación” -dice el Cardenal Martini- de las prohibiciones de la Encíclica con el propósito de mantener las afirmaciones que había hecho Paulo VI en un plano absolutamente indudable.

El antiguo arzobispo de Milán propone que la Iglesia corrija el error cometido.

Dice textualmente: “Probablemente el Papa no retirará la Encíclica. Pero puede escribir una nueva e ir en ella más lejos.. Estoy firmemente convencido de que la conducción de la Iglesia pueda mostrar un camino mejor del que logró mostrar la “Humanae Vitae”. La Iglesia recuperará con ello credibilidad y competencia.

Es un signo de grandeza y de seguridad en sí mismo que alguien pueda admitir sus faltas y la estrechez de su visión de antaño”.


Llama mucho la atención que un Cardenal, un hombre tan inteligente, tan destacado, como es el Cardenal Carlo María Martini se haga eco y haga suyas las críticas que dirige y ha dirigido a la Iglesia, durante décadas, la cultura secularizada y aquellos sectores intraeclesiales que se han manifestado en una postura de disenso contra el magisterio eclesial.

En realidad la doctrina de la “Humanae Vitae” sigue una tradición constante que arranca en los Santos Padres.

Los Padres de la Iglesia han condenado como inmoral la anticoncepción y cuando las técnicas modernas presentaron nuevos caminos para frustrar la fecundidad del acto conyugal, desde principios del siglo XIX, el magisterio eclesial ha sido constante en señalar la negación de la apertura a la vida como un acto intrínsecamente malo.

Podemos mencionar, entre otros documentos, la Encíclica “Casti Connubii” del Papa Pío XI, los numerosos discursos de Pío XII, lo que dice el Concilio Vaticano II en la Constitución “Gaudium et Spes”, las intervenciones de Juan XXIII, la misma “Humanae Vitae” y muchos discursos de Paulo VI y toda la enseñanza de Juan Pablo II, especialmente su teología del cuerpo y de la sexualidad.

En la Encíclica “Humanae Vitae” se afirma algo fundamental, que tiene que ver con el sentido del amor conyugal: el carácter inseparable del doble significado del acto de los esposos, el significado unitivo y el procreativo.

Se trata de una verdad natural, pero además en ella se juega algo fundamental para la vida cristiana de aquellos fieles de la Iglesia que están llamados al matrimonio.

Además, Benedicto XVI ha ratificado expresamente la doctrina de la “Humanae Vitae” y lo ha hecho en varias oportunidades este año.

Quiero citar un discurso del 10 de mayo donde el Santo Padre dice: “40 años después de su publicación esa doctrina no sólo sigue manifestando su verdad, también revela la clarividencia con la que se afrontó el problema”.

Benedicto XVI recuerda también que el texto de la “Humanae Vitae” ha sido muchas veces mal entendido, y aún tergiversado. También señala: “Lo que era verdad ayer sigue siéndolo igualmente hoy. La verdad expresada en la “Humanae Vitae” no cambia, más aún, precisamente a la luz de los nuevos descubrimientos científicos su doctrina se hace más actual e impulsa a reflexionar sobre el valor intrínseco que posee”.

Se refiere el Papa precisamente, al significado verdadero del amor conyugal”.

Las desafortunadas opiniones que vierte el Cardenal Martini en su libro, probablemente han obtenido la adhesión de algunos grupos, de algunos sectores de gente que piensa que son planteos inteligentes y a los cuales habría que hacer caso.

De hecho, entre nosotros han sido difundidas con beneplácito por medios de comunicación que habitualmente descalifican la enseñanza tradicional de la Iglesia.

Pero, además, me temo que para la mayoría de los fieles hayan resultado escandalosas.

Dicho esto con el respeto debido al ilustre Cardenal.

Ahora bien: nosotros, si nos dejamos llevar por el instinto de la fe, nuestro sano instinto católico, sabemos muy bien a lo que tenemos que adherir.

Tenemos que adherir a la doctrina constante de la Iglesia y a la enseñanza de Benedicto XVI que es el Pastor que actualmente, a todos, nos guía.

A esa enseñanza debe adherir, tanto el más humilde de los fieles como el más publicitado de los cardenales.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata Leer más...

HUMANAE VITAE - 40 AÑOS DE VIGENCIA


Se cumplen 40 años de la encíclica y hoy su contenido no sólo que sigue vigente sino que, con bríos renovados es motivo de actuales referencias.

Ya sé que s largo para un post, pero no está de más releerla, para sí entender que es lo que cuestiona el Cardenal Martini y que es lo que defiende el Arzobispo Aguer.

CARTA ENCÍCLICA
HUMANAE VITAE
DE S. S. PABLO VI
A LOS VENERABLES HERMANOS LOS PATRIARCAS,
ARZOBISPOS, OBISPOS Y DEMÁS ORDINARIOS DE LUGAR
EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA,
AL CLERO Y A LOS FIELES DEL ORBE CATÓLICO
Y A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD,
SOBRE LA REGULACIÓN DE LA NATALIDAD




Venerables hermanos y amados hijos, salud y bendición apostólica.

La transmisión de la vida

1. El gravísimo deber de transmitir la vida humana ha sido siempre para los esposos,
colaboradores libres y responsables de Dios Creador, fuente de grandes alegrías aunque algunas
veces acompañadas de no pocas dificultades y angustias.

En todos los tiempos ha planteado el cumplimiento de este deber serios problemas en la
conciencia de los cónyuges, pero con la actual transformación de la sociedad se han verificado
unos cambios tales que han hecho surgir nuevas cuestiones que la Iglesia no podía ignorar por
tratarse de una materia relacionada tan de cerca con la vida y la felicidad de los hombres.


I. Nuevos aspectos del problema y competencia del magisterio


Nuevo enfoque del problema

2. Los cambios que se han producido son, en efecto, notables y de diversa índole. Se trata, ante
todo, del rápido desarrollo demográfico. Muchos manifiestan el temor de que la población
mundial aumente más rápidamente que las reservas de que dispone, con creciente angustia para
tantas familias y pueblos en vía de desarrollo, siendo grande la tentación de las autoridades de
oponer a este peligro medidas radicales. Además, las condiciones de trabajo y de vivienda y
las múltiples exigencias que van aumentando en el campo económico y en el de la educación,
con frecuencia hacen hoy difícil el mantenimiento adecuado de un número elevado de hijos.

Se asiste también a un cambio, tanto en el modo de considerar la personalidad de la mujer y su
puesto en la sociedad, como en el valor que hay que atribuir al amor conyugal dentro del
matrimonio y en el aprecio que se debe dar al significado de los actos conyugales en relación
con este amor.

Finalmente, y sobre todo, el hombre ha llevado a cabo progresos estupendos en el dominio y en
la organización racional de las fuerzas de la naturaleza, de modo que tiende a extender ese
dominio a su mismo ser global: al cuerpo, a la vida psíquica, a la vida social y hasta las leyes que
regulan la transmisión de la vida.

3. El nuevo estado de cosas hace plantear nuevas preguntas. Consideradas las condiciones de la
vida actual y dado el significado que las relaciones conyugales tienen en orden a la armonía entre
los esposos y a su mutua fidelidad, ¿no sería indicado revisionar las normas éticas hasta ahora
vigentes, sobre todo si se considera que las mismas no pueden observarse sin sacrificios, algunas
veces heroicos?

Más aún, extendiendo a este campo la aplicación del llamado "principio de totalidad", ¿no se
podría admitir que la intención de una fecundidad menos exuberante, pero más racional,
transformase la intervención materialmente esterilizadora en un control lícito y prudente de los
nacimientos? Es decir, ¿no se podría admitir que la finalidad procreadora pertenezca al conjunto
de la vida conyugal más bien que a cada uno de los actos? Se pregunta también si, dado el
creciente sentido de responsabilidad del hombre moderno, no haya llegado el momento de
someter a su razón y a su voluntad, más que a los ritmos biológicos de su organismo, la tarea de
regular la natalidad.

Competencia del Magisterio

4. Estas cuestiones exigían del Magisterio de la Iglesia una nueva y profunda reflexión acerca de
los principios de la doctrina moral del matrimonio, doctrina fundada sobre la ley natural,
iluminada y enriquecida por la Revelación divina.

Ningún fiel querrá negar que corresponda al Magisterio de la Iglesia el interpretar también la ley
moral natural. Es, en efecto, incontrovertible —como tantas veces han declarado nuestros
predecesores (1)— que Jesucristo, al comunicar a Pedro y a los Apóstoles su autoridad divina y
al enviarlos a enseñar a todas las gentes sus mandamientos (2), los constituía en custodios y en
intérpretes auténticos de toda ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino también de la
natural, expresión de la voluntad de Dios, cuyo cumplimiento fiel es igualmente necesario para
salvarse (3).

En conformidad con esta su misión, la Iglesia dio siempre, y con más amplitud en los tiempos
recientes, una doctrina coherente tanto sobre la naturaleza del matrimonio como sobre el recto
uso de los derechos conyugales y sobre las obligaciones de los esposos (4).

Estudios especiales

5. La conciencia de esa misma misión nos indujo a confirmar y a ampliar la Comisión de Estudio
que nuestro predecesor Juan XXIII, de feliz memoria, había instituido en el mes de marzo del año 1963. Esta Comisión de la que formaban parte bastantes estudiosos de las diversas disciplinas
relacionadas con la materia y parejas de esposos, tenía la finalidad de recoger opiniones acerca
de las nuevas cuestiones referentes a la vida conyugal, en particular la regulación de la natalidad,
y de suministrar elementos de información oportunos, para que el Magisterio pudiese dar una
respuesta adecuada a la espera de los fieles y de la opinión pública mundial (5).

Los trabajos de estos peritos, así como los sucesivos pareceres y los consejos de buen número
de nuestros hermanos en el Episcopado, quienes los enviaron espontáneamente o respondiendo
a una petición expresa, nos han permitido ponderar mejor los diversos aspectos del complejo
argumento. Por ello les expresamos de corazón a todos nuestra viva gratitud.

La respuesta del Magisterio

6. No podíamos, sin embargo, considerar como definitivas las conclusiones a que había llegado
la Comisión, ni dispensarnos de examinar personalmente la grave cuestión; entre otros motivos,
porque en seno a la Comisión no se había alcanzado una plena concordancia de juicios acerca
de las normas morales a proponer y, sobre todo, porque habían aflorado algunos criterios de
soluciones que se separaban de la doctrina moral sobre el matrimonio propuesta por el
Magisterio de la Iglesia con constante firmeza. Por ello, habiendo examinado atentamente la
documentación que se nos presentó y después de madura reflexión y de asiduas plegarias,
queremos ahora, en virtud del mandato que Cristo nos confió, dar nuestra respuesta a estas
graves cuestiones.


II. Principios doctrinales


Una visión global del hombre

7. El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana, hay que
considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico,
demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, no sólo
natural y terrena sino también sobrenatural y eterna. Y puesto que, en el tentativo de justificar los
métodos artificiales del control de los nacimientos, muchos han apelado a las exigencias del amor
conyugal y de una "paternidad responsable", conviene precisar bien el verdadero concepto de
estas dos grandes realidades de la vida matrimonial, remitiéndonos sobre todo a cuanto ha
declarado, a este respecto, en forma altamente autorizada, el Concilio Vaticano II en la
Constitución pastoral Gaudium et Spes.

El amor conyugal

8. La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando éste es considerado
en su fuente suprema, Dios, que es Amor (6), "el Padre de quien procede toda paternidad en el
cielo y en la tierra" (7).

El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o producto de la evolución de fuerzas
naturales inconscientes; es una sabia institución del Creador para realizar en la humanidad su
designio de amor. Los esposos, mediante su recíproca donación personal, propia y exclusiva de
ellos, tienden a la comunión de sus seres en orden a un mutuo perfeccionamiento personal, para
colaborar con Dios en la generación y en la educación de nuevas vidas.

En los bautizados el matrimonio reviste, además, la dignidad de signo sacramental de la gracia,
en cuanto representa la unión de Cristo y de la Iglesia.

Sus características

9. Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las exigencias características del amor conyugal,
siendo de suma importancia tener una idea exacta de ellas.

Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible y espiritual al mismo tiempo. No
es por tanto una simple efusión del instinto y del sentimiento sino que es también y principalmente
un acto de la voluntad libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los
dolores de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conviertan en un solo corazón y en una
sola alma y juntos alcancen su perfección humana.

Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad personal, con la cual los esposos
comparten generosamente todo, sin reservas indebidas o cálculos egoístas. Quien ama de
verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe sino por sí mismo, gozoso
de poderlo enriquecer con el don de sí.

Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Así lo conciben el esposo y la esposa el día en que
asumen libremente y con plena conciencia el empeño del vínculo matrimonial. Fidelidad que a
veces puede resultar difícil pero que siempre es posible, noble y meritoria; nadie puede negarlo.
El ejemplo de numerosos esposos a través de los siglos demuestra que la fidelidad no sólo es
connatural al matrimonio sino también manantial de felicidad profunda y duradera.

Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la comunión entre los esposos sino que está
destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. "El matrimonio y el amor conyugal están
ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin
duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios
padres" (8).

La paternidad responsable

10. Por ello el amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su misión de "paternidad
responsable" sobre la que hoy tanto se insiste con razón y que hay que comprender
exactamente. Hay que considerarla bajo diversos aspectos legítimos y relacionados entre sí.

En relación con los procesos biológicos, paternidad responsable significa conocimiento y respeto
de sus funciones; la inteligencia descubre, en el poder de dar la vida, leyes biológicas que forman
parte de la persona humana (9).

En relación con las tendencias del instinto y de las pasiones, la paternidad responsable comporta
el dominio necesario que sobre aquellas han de ejercer la razón y la voluntad.

En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad
responsable se pone en práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una
familia numerosa ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto de la ley
moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido.

La paternidad responsable comporta sobre todo una vinculación más profunda con el orden
moral objetivo, establecido por Dios, cuyo fiel intérprete es la recta conciencia. El ejercicio
responsable de la paternidad exige, por tanto, que los cónyuges reconozcan plenamente sus
propios deberes para con Dios, para consigo mismo, para con la familia y la sociedad, en una
justa jerarquía de valores.

En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder
arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los
caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios,
manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y constantemente enseñada
por la Iglesia (10).

Respetar la naturaleza y la finalidad del acto matrimonial

11. Estos actos, con los cuales los esposos se unen en casta intimidad, y a través de los cuales
se transmite la vida humana, son, como ha recordado el Concilio, "honestos y dignos" (11), y no
cesan de ser legítimos si, por causas independientes de la voluntad de los cónyuges, se prevén
infecundos, porque continúan ordenados a expresar y consolidar su unión. De hecho, como
atestigua la experiencia, no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos conyugales. Dios
ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos naturales de fecundidad que por sí mismos distancian
los nacimientos. La Iglesia, sin embargo, al exigir que los hombres observen las normas de la ley
natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet
matrimonii usus) debe quedar abierto a la transmisión de la vida (12).

Inseparables los dos aspectos: unión y procreación

12. Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable
conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los
dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador.

Efectivamente, el acto conyugal, por su íntima estructura, mientras une profundamente a los
esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser
mismo del hombre y de la mujer. Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y
procreador, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su
ordenación a la altísima vocación del hombre a la paternidad. Nos pensamos que los hombres,
en particular los de nuestro tiempo, se encuentran en grado de comprender el carácter
profundamente razonable y humano de este principio fundamental.

Fidelidad al plan de Dios

13. Justamente se hace notar que un acto conyugal impuesto al cónyuge sin considerar su
condición actual y sus legítimos deseos, no es un verdadero acto de amor; y prescinde por tanto
de una exigencia del recto orden moral en las relaciones entre los esposos. Así, quien reflexiona
rectamente deberá también reconocer que un acto de amor recíproco, que prejuzgue la
disponibilidad a transmitir la vida que Dios Creador, según particulares leyes, ha puesto en él,
está en contradicción con el designio constitutivo del matrimonio y con la voluntad del Autor de
la vida. Usar este don divino destruyendo su significado y su finalidad, aun sólo parcialmente, es
contradecir la naturaleza del hombre y de la mujer y sus más íntimas relaciones, y por lo mismo
es contradecir también el plan de Dios y su voluntad. Usufructuar, en cambio, el don del amor
conyugal respetando las leyes del proceso generador significa reconocerse no árbitros de las
fuentes de la vida humana, sino más bien administradores del plan establecido por el Creador.
En efecto, al igual que el hombre no tiene un dominio ilimitado sobre su cuerpo en general, del
mismo modo tampoco lo tiene, con más razón, sobre las facultades generadoras en cuanto tales,
en virtud de su ordenación intrínseca a originar la vida, de la que Dios es principio. "La vida
humana es sagrada —recordaba Juan XXIII—; desde su comienzo, compromete directamente la
acción creadora de Dios" (13).

Vías ilícitas para la regulación de los nacimientos

14. En conformidad con estos principios fundamentales de la visión humana y cristiana del
matrimonio, debemos una vez más declarar que hay que excluir absolutamente, como vía lícita
para la regulación de los nacimientos, la interrupción directa del proceso generador ya iniciado, y
sobre todo el aborto directamente querido y procurado, aunque sea por razones terapéuticas
(14).

Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la
esterilización directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer (15); queda
además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el
desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer
imposible la procreación (16).

Tampoco se pueden invocar como razones válidas, para justificar los actos conyugales
intencionalmente infecundos, el mal menor o el hecho de que tales actos constituirían un todo con
los actos fecundos anteriores o que seguirán después y que por tanto compartirían la única e
idéntica bondad moral. En verdad, si es lícito alguna vez tolerar un mal moral menor a fin de
evitar un mal mayor o de promover un bien más grande (17), no es lícito, ni aun por razones
gravísimas, hacer el mal para conseguir el bien (18), es decir, hacer objeto de un acto positivo
de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona
humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar o social.
Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por esto
intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal
fecunda.

Licitud de los medios terapéuticos

15. La Iglesia, en cambio, no retiene de ningún modo ilícito el uso de los medios terapéuticos
verdaderamente necesarios para curar enfermedades del organismo, a pesar de que se siguiese
un impedimento, aun previsto, para la procreación, con tal de que ese impedimento no sea, por
cualquier motivo, directamente querido (19).

Licitud del recurso a los periodos infecundos

16. A estas enseñanzas de la Iglesia sobre la moral conyugal se objeta hoy, como observábamos
antes (n. 3), que es prerrogativa de la inteligencia humana dominar las energías de la naturaleza
irracional y orientarlas hacia un fin en conformidad con el bien del hombre. Algunos se
preguntan: actualmente, ¿no es quizás racional recurrir en muchas circunstancias al control
artificial de los nacimientos, si con ello se obtienen la armonía y la tranquilidad de la familia y
mejores condiciones para la educación de los hijos ya nacidos? A esta pregunta hay que
responder con claridad: la Iglesia es la primera en elogiar y en recomendar la intervención de la
inteligencia en una obra que tan de cerca asocia la creatura racional a su Creador, pero afirma
que esto debe hacerse respetando el orden establecido por Dios.

Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las
condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia
enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones
generadoras para usar del matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad
sin ofender los principios morales que acabamos de recordar (20).

La Iglesia es coherente consigo misma cuando juzga lícito el recurso a los periodos infecundos,
mientras condena siempre como ilícito el uso de medios directamente contrarios a la
fecundación, aunque se haga por razones aparentemente honestas y serias. En realidad, entre
ambos casos existe una diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven legítimamente de
una disposición natural; en el segundo impiden el desarrollo de los procesos naturales. Es verdad
que tanto en uno como en otro caso, los cónyuges están de acuerdo en la voluntad positiva de
evitar la prole por razones plausibles, buscando la seguridad de que no se seguirá; pero es
igualmente verdad que solamente en el primer caso renuncian conscientemente al uso del
matrimonio en los periodos fecundos cuando por justos motivos la procreación no es deseable,
y hacen uso después en los periodos agenésicos para manifestarse el afecto y para salvaguardar
la mutua fidelidad. Obrando así ellos dan prueba de amor verdadero e integralmente honesto.

Graves consecuencias de los métodos de regulación artificial de la natalidad

17. Los hombres rectos podrán convencerse todavía de la consistencia de la doctrina de la
Iglesia en este campo si reflexionan sobre las consecuencias de los métodos de la regulación
artificial de la natalidad. Consideren, antes que nada, el camino fácil y amplio que se abriría a la
infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha
experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres,
especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto tienen necesidad de aliento para ser
fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer cualquier medio fácil para burlar su observancia.

Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas,
acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y
psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoístico y no como a
compañera, respetada y amada.

Reflexiónese también sobre el arma peligrosa que de este modo se llegaría a poner en las manos
de autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales. ¿Quién podría reprochar a
un gobierno el aplicar a la solución de los problemas de la colectividad lo que hubiera sido
reconocido lícito a los cónyuges para la solución de un problema familiar? ¿Quién impediría a los
gobernantes favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideraran necesario, el método
anticonceptivo que ellos juzgaren más eficaz? En tal modo los hombres, queriendo evitar las
dificultades individuales, familiares o sociales que se encuentran en el cumplimiento de la ley
divina, llegarían a dejar a merced de la intervención de las autoridades públicas el sector más
personal y más reservado de la intimidad conyugal.

Por tanto, sino se quiere exponer al arbitrio de los hombres la misión de engendrar la vida, se
deben reconocer necesariamente unos límites infranqueables a la posibilidad de dominio del
hombre sobre su propio cuerpo y sus funciones; límites que a ningún hombre, privado o
revestido de autoridad, es lícito quebrantar. Y tales límites no pueden ser determinados sino por
el respeto debido a la integridad del organismo humano y de sus funciones, según los principios
antes recordados y según la recta inteligencia del "principio de totalidad" ilustrado por nuestro
predecesor Pío XII (21).

La Iglesia, garantía de los auténticos valores humanos

18. Se puede prever que estas enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos: son
demasiadas las voces —ampliadas por los modernos medios de propaganda— que están en
contraste con la Iglesia. A decir verdad, ésta no se maravilla de ser, a semejanza de su divino
Fundador, "signo de contradicción" (22), pero no deja por esto de proclamar con humilde
firmeza toda la ley moral, natural y evangélica. La Iglesia no ha sido la autora de éstas, ni puede
por tanto ser su árbitro, sino solamente su depositaria e intérprete, sin poder jamás declarar lícito
lo que no lo es por su íntima e inmutable oposición al verdadero bien del hombre.

Al defender la moral conyugal en su integridad, la Iglesia sabe que contribuye a la instauración
de una civilización verdaderamente humana; ella compromete al hombre a no abdicar la propia
responsabilidad para someterse a los medios técnicos; defiende con esto mismo la dignidad de
los cónyuges. Fiel a las enseñanzas y al ejemplo del Salvador, ella se demuestra amiga sincera y
desinteresada de los hombres a quienes quiere ayudar, ya desde su camino terreno, "a participar
como hijos a la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres" (23).


III. Directivas pastorales


La Iglesia, Madre y Maestra

19. Nuestra palabra no sería expresión adecuada del pensamiento y de las solicitudes de la
Iglesia, Madre y Maestra de todas las gentes, si, después de haber invitado a los hombres a
observar y a respetar la ley divina referente al matrimonio, no les confortase en el camino de una
honesta regulación de la natalidad, aun en medio de las difíciles condiciones que hoy afligen a las
familias y a los pueblos. La Iglesia, efectivamente, no puede tener otra actitud para con los
hombres que la del Redentor: conoce su debilidad, tiene compasión de las muchedumbres,
acoge a los pecadores, pero no puede renunciar a enseñar la ley que en realidad es la propia de
una vida humana llevada a su verdad originaria y conducida por el Espíritu de Dios (24).

Posibilidad de observar la ley divina

La doctrina de la Iglesia en materia de regulación de la natalidad, promulgadora de la ley divina,
aparecerá fácilmente a los ojos de muchos difícil e incluso imposible en la práctica. Y en verdad
que, como todas las grandes y beneficiosas realidades, exige un serio empeño y muchos
esfuerzos de orden familiar, individual y social. Más aun, no sería posible actuarla sin la ayuda de
Dios, que sostiene y fortalece la buena voluntad de los hombres. Pero a todo aquel que
reflexione seriamente, no puede menos de aparecer que tales esfuerzos ennoblecen al hombre y
benefician la comunidad humana.

Dominio de sí mismo

21. Una práctica honesta de la regulación de la natalidad exige sobre todo a los esposos adquirir
y poseer sólidas convicciones sobre los verdaderos valores de la vida y de la familia, y también
una tendencia a procurarse un perfecto dominio de sí mismos. El dominio del instinto, mediante
la razón y la voluntad libre, impone sin ningún género de duda una ascética, para que las
manifestaciones afectivas de la vida conyugal estén en conformidad con el orden recto y
particularmente para observar la continencia periódica. Esta disciplina, propia de la pureza de
los esposos, lejos de perjudicar el amor conyugal, le confiere un valor humano más sublime.
Exige un esfuerzo continuo, pero, en virtud de su influjo beneficioso, los cónyuges desarrollan
íntegramente su personalidad, enriqueciéndose de valores espirituales: aportando a la vida
familiar frutos de serenidad y de paz y facilitando la solución de otros problemas; favoreciendo la
atención hacia el otro cónyuge; ayudando a superar el egoísmo, enemigo del verdadero amor, y
enraizando más su sentido de responsabilidad. Los padres adquieren así la capacidad de un
influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos; los niños y los jóvenes crecen en la justa
estima de los valores humanos y en el desarrollo sereno y armónico de sus facultades espirituales
y sensibles.

Crear un ambiente favorable a la castidad

22. Nos queremos en esta ocasión llamar la atención de los educadores y de todos aquellos que
tienen incumbencia de responsabilidad, en orden al bien común de la convivencia humana, sobre
la necesidad de crear un clima favorable a la educación de la castidad, es decir, al triunfo de la
libertad sobre el libertinaje, mediante el respeto del orden moral.

Todo lo que en los medios modernos de comunicación social conduce a la excitación de los
sentidos, al desenfreno de las costumbres, como cualquier forma de pornografía y de
espectáculos licenciosos, debe suscitar la franca y unánime reacción de todas las personas,
solícitas del progreso de la civilización y de la defensa de los supremos bienes del espíritu
humano. En vano se trataría de buscar justificación a estas depravaciones con el pretexto de
exigencias artísticas o científicas (25), o aduciendo como argumento la libertad concedida en
este campo por las autoridades públicas.

Llamamiento a las autoridades públicas

23. Nos decimos a los gobernantes, que son los primeros responsables del bien común y que
tanto pueden hacer para salvaguardar las costumbres morales: no permitáis que se degrade la
moralidad de vuestros pueblos; no aceptéis que se introduzcan legalmente en la célula
fundamental, que es la familia, prácticas contrarias a la ley natural y divina. Es otro el camino por
el cual los poderes públicos pueden y deben contribuir a la solución del problema demográfico:
el de una cuidadosa política familiar y de una sabia educación de los pueblos, que respete la ley
moral y la libertad de los ciudadanos.

Somos conscientes de las graves dificultades con que tropiezan los poderes públicos a este
respecto, especialmente en los pueblos en vía de desarrollo. A sus legítimas preocupaciones
hemos dedicado nuestra encíclica Populorum Progressio. Y con nuestro predecesor, Juan
XXIII, seguimos diciendo: "Estas dificultades no se superan con el recurso a métodos y medios
que son indignos del hombre y cuya explicación está sólo en una concepción estrechamente
materialística del hombre mismo y de su vida. La verdadera solución solamente se halla en el
desarrollo económico y en el progreso social, que respeten y promuevan los verdaderos valores
humanos, individuales y sociales" (26). Tampoco se podría hacer responsable, sin grave
injusticia, a la Divina Providencia de lo que por el contrario dependería de una menor sagacidad
de gobierno, de un escaso sentido de la justicia social, de un monopolio egoísta o también de la
indolencia reprobable en afrontar los esfuerzos y sacrificios necesarios para asegurar la elevación
del nivel de vida de un pueblo y de todos sus hijos (27). Que todos los Poderes responsables
—como ya algunos lo vienen haciendo laudablemente— reaviven generosamente los propios
esfuerzos, y que no cese de extenderse el mutuo apoyo entre todos los miembros de la familia
humana: es un campo inmenso el que se abre de este modo a la actividad de las grandes
organizaciones internacionales.

A los hombres de ciencia

24. Queremos ahora alentar a los hombres de ciencia, los cuales "pueden contribuir
notablemente al bien del matrimonio y de la familia y a la paz de las conciencias si, uniendo sus
estudios, se proponen aclarar más profundamente las diversas condiciones favorables a una
honesta regulación de la procreación humana" (28). Es de desear en particular que, según el
augurio expresado ya por Pío XII, la ciencia médica logre dar una base, suficientemente segura,
para una regulación de nacimientos, fundada en la observancia de los ritmos naturales (29). De
este modo los científicos, y en especial los católicos, contribuirán a demostrar con los hechos
que, como enseña la Iglesia, "no puede haber verdadera contradicción entre las leyes divinas que
regulan la transmisión de la vida y aquellas que favorecen un auténtico amor conyugal" (30).

A los esposos cristianos

25. Nuestra palabra se dirige ahora más directamente a nuestros hijos, en particular a los
llamados por Dios a servirlo en el matrimonio. La Iglesia, al mismo tiempo que enseña las
exigencias imprescriptibles de la ley divina, anuncia la salvación y abre con los sacramentos los
caminos de la gracia, la cual hace del hombre una nueva criatura, capaz de corresponder en el
amor y en la verdadera libertad al designio de su Creador y Salvador, y de encontrar suave el
yugo de Cristo (31).

Los esposos cristianos, pues, dóciles a su voz, deben recordar que su vocación cristiana,
iniciada en el bautismo, se ha especificado y fortalecido ulteriormente con el sacramento del
matrimonio. Por lo mismo los cónyuges son corroborados y como consagrados para cumplir
fielmente los propios deberes, para realizar su vocación hasta la perfección y para dar un
testimonio, propio de ellos, delante del mundo (32). A ellos ha confiado el Señor la misión de
hacer visible ante los hombres la santidad y la suavidad de la ley que une el amor mutuo de los
esposos con su cooperación al amor de Dios, autor de la vida humana.

No es nuestra intención ocultar las dificultades, a veces graves, inherentes a la vida de los
cónyuges cristianos; para ellos como para todos "la puerta es estrecha y angosta la senda que
lleva a la vida" (33). La esperanza de esta vida debe iluminar su camino, mientras se esfuerzan
animosamente por vivir con prudencia, justicia y piedad en el tiempo (34), conscientes de que la
forma de este mundo es pasajera (35).

Afronten, pues, los esposos los necesarios esfuerzos, apoyados por la fe y por la esperanza que
"no engaña porque el amor de Dios ha sido difundido en nuestros corazones junto con el Espíritu
Santo que nos ha sido dado" (36); invoquen con oración perseverante la ayuda divina; acudan
sobre todo a la fuente de gracia y de caridad en la Eucaristía. Y si el pecado les sorprendiese
todavía, no se desanimen, sino que recurran con humilde perseverancia a la misericordia de
Dios, que se concede en el sacramento de la penitencia. Podrán realizar así la plenitud de la
vida conyugal, descrita por el Apóstol: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a
su Iglesia (...). Los maridos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. Amar a la
esposa ¿no es acaso amarse a sí mismo? Nadie ha odiado jamás su propia carne, sino que la
nutre y la cuida, como Cristo a su Iglesia (...). Este misterio es grande, pero entendido de Cristo
y la Iglesia. Por lo que se refiere a vosotros, cada uno en particular ame a su esposa como a sí
mismo y la mujer respete a su propio marido" (37).

Apostolado entre los hogares

26. Entre los frutos logrados con un generoso esfuerzo de fidelidad a la ley divina, uno de los
más preciosos es que los cónyuges no rara vez sienten el deseo de comunicar a los demás su
experiencia. Una nueva e importantísima forma de apostolado entre semejantes se inserta de
este modo en el amplio cuadro de la vocación de los laicos: los mismos esposos se convierten en
guía de otros esposos. Esta es, sin duda, entre las numerosas formas de apostolado, una de las
que hoy aparecen más oportunas (38).

A los médicos y al personal sanitario

27. Estimamos altamente a los médicos y a los miembros del personal de sanidad, quienes en el
ejercicio de su profesión sienten entrañablemente las superiores exigencias de su vocación
cristiana, por encima de todo interés humano. Perseveren, pues, en promover constantemente
las soluciones inspiradas en la fe y en la recta razón, y se esfuercen en fomentar la convicción y
el respeto de las mismas en su ambiente. Consideren también como propio deber profesional el
procurarse toda la ciencia necesaria en este aspecto delicado, con el fin de poder dar a los
esposos que los consultan sabios consejos y directrices sanas que de ellos esperan con todo
derecho.

A los sacerdotes

28. Amados hijos sacerdotes, que sois por vocación los consejeros y los directores espirituales
de las personas y de las familias, a vosotros queremos dirigirnos ahora con toda confianza.
Vuestra primera incumbencia —en especial la de aquellos que enseñan la teología moral— es
exponer sin ambigüedades la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. Sed los primeros en dar
ejemplo de obsequio leal, interna y externamente, al Magisterio de la Iglesia en el ejercicio de
vuestro ministerio. Tal obsequio, bien lo sabéis, es obligatorio no sólo por las razones aducidas,
sino sobre todo por razón de la luz del Espíritu Santo, de la cual están particularmente asistidos
los pastores de la Iglesia para ilustrar la verdad (39). Conocéis también la suma importancia que
tiene para la paz de las conciencias y para la unidad del pueblo cristiano, que en el campo de la
moral y del dogma se atengan todos al Magisterio de la Iglesia y hablen del mismo modo. Por
esto renovamos con todo nuestro ánimo el angustioso llamamiento del Apóstol Pablo: "Os
ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis igualmente, y
no haya entre vosotros cismas, antes seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir"
(40).

29. No menoscabar en nada la saludable doctrina de Cristo es una forma de caridad eminente
hacia las almas. Pero esto debe ir acompañado siempre de la paciencia y de la bondad de que el
mismo Señor dio ejemplo en su trato con los hombres. Venido no para juzgar sino para salvar
(41), El fue ciertamente intransigente con el mal, pero misericordioso con las personas.

Que en medio de sus dificultades encuentren siempre los cónyuges en las palabras y en el
corazón del sacerdote el eco de la voz y del amor del Redentor.

Hablad, además, con confianza, amados hijos, seguros de que el Espíritu de Dios que asiste al
Magisterio en el proponer la doctrina, ilumina internamente los corazones de los fieles,
invitándolos a prestar su asentimiento. Enseñad a los esposos el camino necesario de la oración,
preparadlos a que acudan con frecuencia y con fe a los sacramentos de la Eucaristía y de la
Penitencia, sin que se dejen nunca desalentar por su debilidad.

A los Obispos

30. Queridos y venerables hermanos en el episcopado, con quienes compartimos más de
cerca la solicitud del bien espiritual del Pueblo de Dios, a vosotros va nuestro pensamiento
reverente y afectuoso al final de esta encíclica. A todos dirigimos una apremiante invitación.
Trabajad al frente de los sacerdotes, vuestros colaboradores, y de vuestros fieles con ardor y sin
descanso por la salvaguardia y la santidad del matrimonio para que sea vivido en toda su
plenitud humana y cristiana. Considerad esta misión como una de vuestras responsabilidades
más urgentes en el tiempo actual. Esto supone, como sabéis, una acción pastoral, coordinada en
todos los campos de la actividad humana, económica, cultural y social; en efecto, solo
mejorando simultáneamente todos estos sectores, se podrá hacer no sólo tolerable sino más fácil
y feliz la vida de los padres y de los hijos en el seno de la familia, más fraterna y pacífica la
convivencia en la sociedad humana, respetando fielmente el designio de Dios sobre el mundo.

Llamamiento final

31. Venerables hermanos, amadísimos hijos y todos vosotros, hombres de buena voluntad: Es
grande la obra de educación, de progreso y de amor a la cual os llamamos, fundamentándose en
la doctrina de la Iglesia, de la cual el Sucesor de Pedro es, con sus hermanos en el episcopado,
depositario e intérprete. Obra grande de verdad, estamos convencidos de ello, tanto para el
mundo como para la Iglesia, ya que el hombre no puede hallar la verdadera felicidad, a la que
aspira con todo su ser, más que en el respeto de las leyes grabadas por Dios en su naturaleza y
que debe observar con inteligencia y amor. Nos invocamos sobre esta tarea, como sobre todos
vosotros y en particular sobre los esposos, la abundancia de las gracias del Dios de santidad y
de misericordia, en prenda de las cuales os otorgamos nuestra bendición apostólica.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta del apóstol Santiago, 25 de julio de
1968, sexto de nuestro pontificado.



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NOTAS


1. Cfr. Pío XI, Enc. Qui pluribus, 9 de noviembre de 1946, Pii IX P. M. Acta, vol. 1. pp. 9-10; San Pío X, Enc. Singulari quadam, 24 de septiembre de 1912, AAS 4 (1912), p. 658; Pío XI, cfr. Casti connubii, 31 de diciembre de 1930, AAS 22 (1930), pp. 579-581; Pío XII, Aloc. Magnificate Dominum al Episcopado del mundo católico, 2 de noviembre de 1954, AAS 46 (1954), pp. 671-672; Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, 15 de mayo de 1961, AAS 53 (1961), p. 457.

2.Cfr. Math., 28, 18-19.

3.Cfr. Math., 7, 21.

4. Cfr. Catechismus Romanus Concilii Tridentini, pars II, c. VIII; León XIII, Enc. Arcanum, 10 de febrero de 1880; Acta L. XIII, 2 (1881), pp. 26-29; Pío XI, Enc. Divini illius Magistri, 31 de
diciembre de 1929, AAS 22 (1930), pp. 58-61; Enc. Casti connubii, 31 de diciembre de 1930, AAS 22 (1930), pp. 545-546; Pío XII Alocución a la Unión Italiana médico-biológica de San Lucas, 12 de noviembre de 1944, Discorsi e Radiomessaggi, VI, pp. 191-192; al Convenio de la Unión Católica Italiana de Comadronas, 29 de octubre de 1951, AAS 43 (1951), pp. 853-854; al Congreso del "Fronte della Famiglia" y de la Asociación de Familias Numerosas, 28 de noviembre de 1951, AAS 43 (1951), pp. 857-859; al VII Congreso de la Sociedad Internacional de Hematología, 12 de septiembre de 1958, AAS 50 (1958), pp. 734-735; Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, AAS 53 (1961), pp. 446-447; Codex Iuris Canonici, can. 1067; 1068, párr.1; 1076, párr.1-2; Conc. Vaticano II, Const. Past. Gaudium et Spes, nn. 47-52.

5. Cfr. Alocución de Pablo VI al Sacro Colegio, 23 de junio de 1964, AAS 56 (1964), p. 588;
a la Comisión para el estudio de los problemas de la población, de la familia y de la natalidad,
27 de marzo de 1965, AAS (1965), p. 388; al Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de
Obstetricia y Ginecología, 29 de octubre de 1966, AAS 58 (1966), p. 1168.

6. Cfr. I Jn., 4, 8.

7. Ef., 3, 15.

8. Conc. Vat. II, Const. Past. Gaudium et spes, n. 50.

9. Cfr. Sto. Tomás, Sum. Teol., I-II, q. 94, a. 2.

10. Cfr. Gaudium et Spes, nn. 50 y 51.

11. Ibid., n. 49, 2o.

12. Cfr. Pío XI, Enc. Casti connubii, AAS 22 (1930), p. 560; Pío XII, AAS 43 (1951), p.
843.

13. Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, AAS 53 (1961), p. 447.

14. Cfr. Catechismus Romanus Concilii Tridentini, pars. II, c. VIII; Pío XI, Enc. Casti Connubii, AAS 22 (1930), pp. 562-564; Pío XII, Discorsi e Radiomessaggi, VI, pp. 191-192, AAS 43
(1951), pp. 842-843, pp. 857-859; Juan XXIII, Enc. Pacem in terris, 11 de abril de 1963, AAS 55 (1963), pp. 259-260; Gaudium et Spes, n. 51.

15. Cfr. Pío XI, Enc. Casti connubii, AAS 22 (1930), n. 565; Decreto del S. Oficio, 22 de febrero de 1940, AAS 32 (1940), p. 73; Pío XII, AAS 43 (1951), pp. 843-844; AAS 50 (1958), pp. 734-735.

16. Cfr. Catechismus Romanus Concilii Tridentini, pars II, c. VIII; Pío XI, Enc. Casti connubii,
AAS 22 (1930), pp. 559-561; Pío XII, AAS 43 (1951), p. 843; AAS 50 (1958), pp.
734-735; Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, AAS 53 (1961), n. 447.

17. Cfr. Pío XII, Aloc. al Congreso Nacional de la Unión de Juristas Católicos Italianos, 6
diciembre 1953, AAS 45 (1953), pp. 798-799.

18. Cfr. Rom., 3, 8.

19. Cfr. Pío XII, Aloc. a los Participantes en el Congreso de la Asociación Italiana de Urología, 8
octubre 1953, AAS 45 (1953), pp. 674-675; AAS 50 (1958), pp. 734-735.

20. Cfr. Pío XII, AAS 43 (1951), p. 846.

21. AAS 45 (1953), pp. 674-675; Aloc. a los Dirigentes y Socios de la Asociación Italiana de
Donadores de Córnea, AAS 48 (1956), pp. 461-462.

22. Luc., 2, 34.

23. Pablo VI, Enc. Populorum Progressio, 26 de marzo de 1967, n. 21.

24. Cfr. Rom., cap. 8.

25.Cfr. Conc. Vat. II, Decreto Inter Mirifica sobre los medios de comunicación social, nn. 6-7.

26. Cfr. Enc. Mater et Magistra, AAS 53 (1961), p. 447.

27. Cfr. Enc. Populorum Progressio, nn. 48-55.

28. Gaudium et Spes, n. 52.

29. Cfr. AAS 43 (1951), p. 859.

30. Gaudium et Spes, n. 51.

31. Cfr. Mat., 11, 30.

32. Cfr. Gaudium et Spes, n. 48; Conc. Vat. II, Const. Dogm. Lumen Gentium, n. 35.

33. Mat., 7, 14; cfr. Hebr., 12-11.

34. Cfr. Tit., 2, 12.

35. Cfr. I Cor., 7, 31.

36. Rom., 5, 5.

37. Ef., 5, 25, 28-29, 32-33.

38. Cfr. Lumen Gentium, nn. 35 y 41; Gaudium et Spes, nn. 48 y 49; Conc. Vat. II, Decret.
Apostolicam Actuositatem, n. 11.

39. Cfr. Lumen Gentium, n. 25.

40. I Cor., 1, 10.

41. Cfr. Jn., 3, 17. Leer más...

diciembre 10, 2008

ANTE NUEVAS OPINIONES POR COLOQUIOS...


El libro Coloquios Nocturnos en Jerusalén, parece llamado a ser un ícono del nuevo milenio, ya que levanta tantas opiniones, que ni siquiera la mejor campaña de publicidad podría haber conseguido.

Nace casi sin pecado original, ya que su autor difícilmente pueda ser tachado de marxista, tercermundista o anticlerical, baste recordar que quizás hoy podría llevar otro anillo en su mano y qué decir de la editorial, sin dudas una de las más prestigiosas dentro del mundo católico, al menos de habla hispana, un sitio recurrente para todos aquellos que disfrutamos de literatura con contenido, con ese perfume maravilloso que es el leer lo nuestro y así enseñárselo a nuestros hijos.

Estos dos elementos lo sitúan en un plano superlativo y seguramente lo convertirán en un best – seller, no los que disfruten con su lectura y lo recomienden, sino los que lo contradigan e impulsen a leerlo y el tiempo dirá si esto es así o pasa exactamente lo contrario.

Obviamente que muchas de las ideas que plantea son fuertes, difíciles de asimilar, pero el debate de ideas nunca viene del todo mal, quizás algo se pueda sacar en limpio.

Cuando me preparé para mi primera comunión se hacía en un año, desde hace tiempo la preparación en muchos países es en dos, y en algunos lugares hasta en tres, antes se la podía tomar a los siete años ahora a los nueve, cuando aprendí el Padre Nuestro era de una forma luego cambió, comulgué bajo las dos especies en un retiro espiritual de la Acción Católica en 1.969, en una hecho insólito en mi vida, luego se hizo cada vez más común y hoy se recibe en la mano, y así la lista puede seguir, alguien lo pensó, alguien lo propuso, alguien lo apoyo y seguramente otros no, sin embargo no chocaron los planetas por esas ni por ninguna otra cosa y la lista podría continuarla casi hasta el infinito.

Pero hay un tema recurrente y es el relacionado con la sexualidad, en el cual sería muy bueno e ilustrativo que se le diera el mismo tratamiento y la misma difusión a la castidad conyugal que a otros aspectos, tal el caso de los divorciados en nueva unión, ya que todo parece formar parte del mismo capítulo y con ligeras variantes de la misma problemática.

Si el tema del acceso a los sacramentos está vedado para quienes tienen una nueva unión y no viven en completa abstinencia y se lo menciona cada vez con mayor intensidad, me cuesta entender porque el mismo tratamiento no se da para quienes estando casados sacramentalmente llevan una vida plena, sin apelar exactamente a métodos naturales.

Este tema, que también es tratado en el libro no es nuevo, en el Sínodo algunos obispos también plantearon la situación de los divorciados en nueva unión e independientemente que no haya alcanzado para producir ningún cambio, la situación quedó lo suficiente instalada, con lo cual libros más, libros menos, sigue y seguirá vigente.

En el pasado reciente la escultura de una rana verde crucificada instaló nuestra fe en los medios, más cercano fue la campaña de la asociación italiana Teléfono Donna contra la violencia de género, que muestra la imagen de una mujer en un lecho en una posición que parece la de la crucifixión de Cristo, que también dio bastante que hablar en los medios de varios países, al menos en Europa, sin contar algún que otro hecho de magnitudes superlativas, nada de todo esto y mucho menos el libro en cuestión han mellado mi fe y quiero suponer que tampoco la de varios otros.

Por todo esto, bienvenido el libro, bienvenido el debate, bienvenidas las ideas, bienvenido todo aquello que con respeto nos haga sentir que estamos vivos y si hay cambios también bienvenidos y si no los hay, Dios sabrá porque no suceden.

Nuestra Iglesia tiene 2.000 años y ni esta publicación, ni ninguna idea trasnochada, de un signo o de otro (porque lo que produce urticaria, no es de un solo color) la destruirá, así que tranquilos, cada uno a seguir en el camino, tratando de ser con nuestra conducta un verdadero ejemplo para los demás, que quienes nos vean puedan decir, ese es cristiano y su vida es verdadero testimonio.

Nuestro blog (www.labarcaglobal.blogspot.com) está hecho por y para católicos divorciados en nueva unión y desde allí nos hemos eco no sólo del libro, sino de las aspiraciones, sueños, dolores y angustias que la problemática genera, de las cuales algunas están plasmada en Coloquios…, y no por ello lo compartimos en plenitud ni suponemos ser merecedores de ninguna amonestación por haber tenido acceso a su contenido. Leer más...

diciembre 09, 2008

CONCUBINATO, ADULTERIO Y ABSOLUCION


¿Puede negarse la absolución a quien no está casado por la Iglesia? Esta consulta fue efectuada a El Teólogo Responde y quien la contesta es el RP Miguel Ángel Fuentes, del IVE (Instituto del Verbo Encarnado) y como siempre sucede, la respuesta es clara, precisa, contundente, y perfectamente documentada.


Pregunta:
Padre, mi pregunta es si puede negarse la absolución ,cuando al confesarse un cristiano dice no estar casado por Iglesia.

Respuesta:
La absolución debe negarse siempre que el penitente no esté dispuesto a vivir según las exigencias de la gracia, es decir, cumpliendo todos los mandamientos de Dios.

Si un penitente tiene intención de pecar o de seguir pecando o de seguir viviendo en situación de pecado, no es apto para recibir la absolución.

El penitente recita en el acto penitencial, entre otras cosas: "propongo firmemente no pecar más y evitar toda ocasión próxima de pecado...".

Si realmente no tiene esa intención, entonces su acto es una mentira.

Una persona que vive en concubinato o en adulterio y no tiene seria intención de solucionar su situación de forma inmediata (sea casándose por la Iglesia en caso de ser concubinos que pueden regularizar su situación o separándose en caso de que uno de los dos ya estuviera casado*) no puede recibir la absolución, no porque el sacerdote no la quiera dar sino porque el penitente no quiere disponerse debidamente para recibirla; le falta un elemento esencial: el propósito de no volver a pecar más.

(*) Hay situaciones extremas en que por diversos motivos no pueden separarse.

De esta situación dice la Exhortación Familiaris consortio: "La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio.

Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios —como, por ejemplo, la educación de los hijos—, no pueden cumplir la obligación de la separación, asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos" (n.84).

Téngase en cuenta que tampoco debe tomarse a la ligera esta situación, pues Juan Pablo II es bien claro al referirse a "la obligación de la separación"; por tanto se entiende que la convivencia en plena continencia es una situación extrema a la que sólo puede llegarse cuando no hay posibilidad, sin dañar el bien de los hijos, o por otro motivo serio de cumplir la primera obligación que sería la separación.

Aún así, también en este caso debe evitarse el peligro de inducir a los fieles al error: "En este caso pueden acceder a la Comunión eucarística, permaneciendo firme, sin embargo, la obligación de evitar el escándalo" (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados vueltos a casar, n.4).

La forma normal para evitar el escándalo y la confusión de los fieles será administrarles los sacramentos de forma privada.

Si desea realizar una nueva consulta escriba a teologoresponde@ive.org Leer más...

diciembre 06, 2008

ESTA ES NUESTRA RAZON DE VIDA


En los últimos posts habrán podido observar que algunas opiniones nuestras fueron comentadas o contestadas desde otros sitios católicos de Internet.

En ellas, se observan muy diferentes concepciones doctrinales, con lo cual no cabe ninguna duda que al Señor se puede llegar (y obviamente, provenir) por caminos diversos.

Nuestra posición, la hemos plasmado en cada uno de los post, con lo cual casi resulta reiterativo explicarla en cada nueva oportunidad, lo cual con algún esfuerzo también lo hacemos.

Estamos dentro de la Iglesia por el bautismo, nuestra situación está definitivamente instalada, quizás alguna vez las cosas cambien o tal vez no, mientras tanto debes saber que en La Barca y en muchos otros sitios en todo el mundo, tienes tu lugar.

Feliz primera semana de Adviento.


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diciembre 04, 2008

151 - SE DICE DE NOSOTROS


Se dice de nosotros que somos adúlteros, pecadores, concubinos y algunos otros vocablos que con escasa misericordia nos hacen re - pensar lo tan malos cristianos que debemos ser.

Aunque parezca mentira, todo esto es pura y exclusivamente porque no vivimos como hermanos, o sea porque tenemos relaciones sexuales dentro de nuestra propia relación de pareja, ya que si renunciáramos a ello, no habría ningún inconveniente en que accediéramos a la totalidad de los sacramentos.

Respecto de esta situación no emitiremos un juicio de valor, ya que podríamos ser tildados de herejes y/o sacrílegos y hasta en un ataque de disciplina quizás, alguien podría pedir que nos excomulgaran.

Más allá de esta situación, obviamente tenemos opinión formada.

Hasta aquí la descripción de cómo nos consideran, independientemente que al finalizar cada ejemplar manifestación, se cuela la muletilla que seguimos perteneciendo a la Iglesia y que tenemos las puertas abiertas, en un acto que desde siempre agradecemos.

Pero avancemos un poco más ¿quiénes son los que nos acusan, los nos señalan?

Y ahí deberíamos ir por partes, ya que si se tratara de laicos, como algunas veces sucede, sería bueno saber si al ver la paja en nuestro ojo, también ven la viga en el propio, no sea cosa que si son casados sacramentalmente no tengan un cumplimiento estrictísimo de la castidad conyugal, ya que en caso de darse esa dicotomía, sería un tanto lamentable.

Mi ignorancia me imposibilita conocer cuántos matrimonios son padres de familia realmente numerosa y no como mi caso particular que sólo tengo 4 hijas.

Seguramente quienes nos tratan de adúlteros, tendrán algunos hijos más y también se habrán doctorado en control de la natalidad mediante la utilización de métodos naturales.

De no ser así, sería otro caso de hipocresía, no demasiado distinto de los que casi todos conocemos.

Pero la historia sigue, veamos: ¿alguno de ustedes se divorció nada más que para incumplir el compromiso del día del casamiento?, supongo que no, con lo cual casi podemos asegurar que nadie se casa para divorciarse y luego volverse a casar, salvo que no esté en su sano juicio.

Alguno de los que nos adjetivan con tan hermosos calificativos ¿se rasgó las vestiduras, al ver a genocidas comulgando? ¿Alguno inició tramitaciones de apostasía al enterarse de conocidas nulidades? sin contar algunos otros casos que seguramente cada uno conoce.

Pues bien, el problema de los católicos divorciados en nueva unión es exclusivo de los católicos divorciados en nueva unión que mantienen vigente y militante su fe, ya que al resto casi le resulta indiferente, con lo cual con lo que se hace quizás para muchos sea suficiente, aunque para otros no lo sea tanto.

Para finalizar, como cada domingo repite el párroco de la Iglesia donde acudo, nosotros a lo nuestro y lo nuestro es seguir a pesar de todo, seguir yendo a misa, seguir rezando, seguir bendiciendo la mesa, seguir honrando a nuestros a muertos, seguir haciendo todo lo que nuestra fe nos impulse, seguir comulgando espiritualmente, seguir educando a nuestros hijos en la fe, en síntesis, seguir siendo buenos cristianos, ya que la misericordia de Dios es infinita y eso es suficiente.

Nosotros a lo nuestro, a pesar de lo que se diga de nosotros.

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diciembre 02, 2008

CASAMIENTO LUEGO DE LA NULIDAD


Según informa el diario El Pais (ESP) y muchos otros medios de varios lugares del mundo, el ex Presidente de México, anunció su próximo casamiento religioso, ya que ambos contrayentes han obtenido la Nulidad Matrimonial.

Vicente Fox se casará por segunda vez con su esposa
La boda del ex presidente de México será en Asturias
EL PAÍS - Madrid - 01/12/2008

Vicente Fox, que fue presidente de México desde 2000 hasta 2006, y su esposa, Marta Sahagún, anunciaron que ya pueden contraer matrimonio religioso al haber resuelto con el Vaticano la nulidad de sus anteriores enlaces. "Ya están resueltos todos los papeles de nulidad eclesiástica, tanto de Marta como míos", dijo el ex mandatario al hacer pública su intención de casarse por la Iglesia en un futuro próximo con Sahagún, con la que ya contrajo matrimonio civil hace siete años. Para lograrlo solicitaron una petición de anulación en el Tribunal de la Rota Romana, máxima instancia de apelación del Vaticano.

Vicente Fox Quesada

En 2007 Fox ya había recibido la anulación de su enlace religioso con Lilián de la Concha, siendo la primera ocasión que el Vaticano anulaba el matrimonio de un ex jefe de Estado. Según medios de comunicación mexicanos, Fox ha mencionado su intención de contraer nupcias en el santuario de Covadonga (Asturias), pueblo natal de su abuela materna y donde fue homenajeado hace poco. Leer más...

diciembre 01, 2008

PREPARANDO NUESTROS CORAZONES


En menos de un mes es Navidad y debemos preparar nuestros corazones, para que ese día no sea el consumismo lo que llene nuestras mesas.

Nuestro sentido es otro, celebremos ese tiempo, sabiendo que Jesús nacerá TAMBIEN por y para nosotros y esperemosló con alegría.

Cuando brindemos, hagámoslo pensando en los muchos que tienen problemas de todo tipo, seguro más grandes que los nuestros y con un deseo muy grande para que el Espíritu Santo, que afloje los corazones de tantos que lo necesitan.
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DESDE ESTOS PAISES NOS VISITAN. A POCO LO IREMOS POBLANDO (Este lo iniciamos el 26/11/13)