ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

julio 24, 2008

CINCO CAMINOS


Quienes vivimos esta realidad podemos hacer varias cosas, muchas no dependen de nosotros, pero otras si y nuevamente tenemos la libertad de elegir, no hay que perder la oportunidad, mucho. De nosotros: ¡¡¡ depende !!!

Los católicos divorciados vueltos a casar o en nueva unión pueden adoptar entre otras, algunas de las 5 (cinco) opciones que se indican, en virtud del libre albedrío y hacerse cargo de sus decisiones.

1) Desentenderse totalmente de la vida eclesial y vivir como si nada ocurriera, manteniéndose alejado de la Iglesia y dejando transcurrir sus días, perdiéndose una parte fundamental de la vida que es el aspecto espiritual.

A esta situación muchos llegan cansados de transitar numerosos caminos y encontrar respuestas de características distorsivas o preconciliares y otras cargadas de una notable hipocresía, al extremo que muchos transgresores sostienen que el camino es cambiar de parroquia, concurriendo a otra donde la situación de nueva unión no sea conocida y de ese modo continuar la vida accediendo a los Sacramentos.

En esta categoría están también aquellos que son católicos por que de chico sus padres los bautizaron, luego tomaron la comunión y de grandes se casaron por Iglesia, sólo para cumplir con una pauta cultural.

Para estos últimos casos cabría preguntarse cuan efectivas son las charlas prebautismales, los cursos de catequesis y por supuesto los cursos prematrimoniales para finalizar, evaluar que testimonio estaremos dando aquellos que nos sentimos seudo comprometidos con la Iglesia, para que muchos de nuestros hermanos en la fe se encuentren tan alejados, y otros con una actitud casi condenatoria.

2) Lamentarse sistemáticamente por la situación que sufren, asignándose una discriminación inexistente y con un concepto masoquista permanecer en la vida eclesial tomando como única alternativa el dolor por no poder acceder libremente a los Sacramentos en general y a la Comunión Eucarística en particular.

La falta de un asesoramiento espiritual adecuado, o una patología depresiva crónica pueden llevar a esta situación, quienes viven así su fe se han quedado casi sin descubrir lo más maravilloso del cristianismo que es la Resurrección.

Que hubiera sido de la vida de muchos cristianos si aun hoy permanecieran lamentando la muerte de Jesús, para ellos no existe la Pascua, y resulta inaceptable el proclamarse cristiano y sentir una fe que se agota en el sufrimiento y la lamentación.

No hay razón para auto flagelarse, o se asume lo que uno es o se cambia o se deja de sufrir, ya que no aporta nada positivo para nadie el pasar la vida lamentándose, dicho en términos vulgares: no vale la pena llorar sobre la leche derramada.

3) Interpretar libremente y a su conveniencia particular la Doctrina, suponiendo erróneamente que alcanza con un profundo examen de conciencia para regularizar la situación, obviando deliberadamente la subordinación al Fuero Externo (Tribunales Eclesiásticos), y en consecuencia accediendo a la Comunión Eucarística sin inconvenientes.

A esta situación cabe aclarar que en muchos casos se llega, por inducción solapada de algunos grupos o asesores espirituales denominados de avanzada o progresistas, que lo único que realmente consiguen es encaminar a una situación de difícil y traumático retorno.

Esta realidad es peligrosa, ya que muestra a las claras el carácter efectista que algunos le pretenden imprimir a la religión, constituye una estafa, y como en toda estafa hay dos partes involucradas y co-responsables, es la PASTORAL DEL LLAME YA, la de los resultados inmediatos, la de la trasgresión por la trasgresión misma.

Quienes son atraídos por esta teoría funesta, ven una solución de carácter inmediato a su conflicto y llegan a pensar que con un excelente examen de conciencia pueden estar en condiciones de recuperar las posibilidades perdidas, a la vez que obvian de modo deliberado la Comunión Espiritual.

4) Asimilarse a matrimonios sacramentados, perdiendo de este modo la identidad y suponiendo que de no actuar así se estarían automarginando.

A esta concepción equivocada no siempre se llega solo, muchas veces se la concibe como potable a instancias de otros grupos o asesores que suponen que la mejor forma de tratar esta problemática es ocultándola, es la PASTORAL DEL AVESTRUZ que esconde su cabeza en un agujero, suponiendo que de ese modo no lo verán.

Esta posición no puede ser acusada de transgresora pero si de absolutamente errónea, ya que intenta ocultar la realidad, con un planteo absurdo que soslaya el verdadero drama que sufre un divorciado católico en nueva unión y que es el no vivir en gracia de Dios y consecuentemente la imposibilidad de acceso a los Sacramentos.

Poco que ver tiene quien no comulga por que no quiere, respecto del que no lo hace porque no puede, pocos puntos en contacto tienen aquellos cuyos hijos son del matrimonio con una familia ensamblada, nada une a los que no pueden confesarse de los que no lo hacen por decisión propia.

Este planteo oscurantista poco tiene que ver con el amor al prójimo, más bien se parece a una versión moderna de los antiguos leprosarios.

5) Queda un ultimo grupo (ni desentendidos, ni lamentados, ni libre interpretadores ni asimilados) que quizá sea minoritario, pero que sin lugar a dudas constituye la verdadera expresión de las enseñanzas del Sumo Pontífice, sin que por esto pueda ser tildado de ultra-conservador, ni dogmático ni esclarecido, simplemente racionalmente obediente.

Este grupo ni se borra de la vida eclesial (alejamiento voluntario) ni llora puerilmente por lo que no puede hacer (lamento inconducente), ni hace lo que quiere (comunión a escondidas) ni se refugia en estructuras preexistentes (asimilación con sacramentados) simplemente vive su realidad de tener un status familiar irregular.

Los que no han sido atrapados por ninguna de las 4(cuatro) causas inicialmente indicadas no constituyen un grupo de riesgo, ni un factor de desestabilización, sino todo lo contrario.
Alcanza con imbuirse de la frondosa bibliografía que se ocupa de este tema, tanto nacional como extranjera (ya que es bueno recordarlo, esta problemática se da en todo el mundo) para verificar la importancia que tiene y fundamentalmente que en esta situación nadie está solo.
Pertenecer a este grupo de personas no es otra cosa que:

Revalorizar la Eucaristía a la que no se puede acceder, pero efectuar la Comunión Espiritual como un verdadero encuentro con Dios.
• Aprovechar todas y cada una de las posibilidades de hacer que brinda la Iglesia, absteniéndose maduramente de aquellas que la Doctrina y las recomendaciones de nuestros Obispos expresamente restringen.
• Educar a todos los hijos en la fe, independientemente con que cónyuge vivan.
• Cumplir acabadamente con todas las obligaciones con el cónyuge en el Sacramento que la normativa determina.
• Trabajar por mantener el lugar que la Iglesia nos tiene reservado a pesar, muchas veces, de las actitudes discriminatorias y preconciliares de muchos, que haciendo gala de un neo-fariseismo exacerbado, pretenden simular que la problemática no existe.
• Luchar en cada terreno contra la desesperanza, contra algunos distorsivos medios de información y sobre todo, es confiar en la infinita misericordia de Dios.

Pertenecer a este ultimo grupo no implica necesariamente estar cerca de ningún movimiento en particular, es una decisión de vida, es un tomar conciencia de la realidad, es vivir el cristianismo con alegría y esperanza, es sentir a la Salvación como un derecho de todo cristiano y no como algo reservado para unos pocos, es no dejarse llevar ni por los cantos de sirenas (cultores del evangelio según San YO) ni por los agoreros (discípulos del nada se puede), es simplemente haber entendido el mensaje asumiendo la realidad que a cada uno le toca vivir y empeñando los mejores esfuerzos en la consecución de los ideales y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

A pesar de toda la incomprensión que en algunos existe, y hasta del bastardeo que muchas veces los mismos divorciados vueltos a unir hacen de la problemática, queda la esperanza de una pastoral realista, aggiornada, contenedora y misericordiosa adaptada a cada rincón de nuestro país, capaz de llevar un mensaje verdadero de amor y esperanza a tantas familias que han hecho de la desorientación un compañero de ruta inseparable.

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