Si bien el tema que tratarán nuestros Obispos no es el nuestro, estemos atentos, quizás alguno hace algún comentario referido a nuestra situación, tal como pasó en el anterior.
Benedicto XVI inauguró el XII Sínodo ordinario de los Obispos
Ciudad del Vaticano, 6 Oct. 08 (AICA)
El Papa preside misa inaugural en San Pablo Extramuros
En la basílica de San Pablo Extramuros, el domingo 5 de octubre a las 9.30, el Santo Padre Benedicto XVI presidió con los padres sinodales la concelebración eucarística con la que quedó inaugurada la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que hasta el 28 de este mes tratará el tema "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”.
Comentando en la homilía la parábola de la viña y los viñadores homicidas, el Santo Padre afirmó que lo que denuncia este episodio “interpela de manera especial a los pueblos que recibieron el anuncio del Evangelio.
Si contemplamos la historia, nos vemos obligados a constatar con frecuencia la frialdad y la rebelión de cristianos incoherentes”.
“Naciones que en un tiempo tenían una gran riqueza de fe y vocaciones ahora están perdiendo su identidad, por la influencia deletérea y destructiva de una cierta cultura moderna. Hay quien habiendo decidido que "Dios ha muerto", se declara a sí mismo "dios", considerándose el único agente de su propio destino, el propietario absoluto del mundo.
Pero cuando el hombre elimina a Dios de su horizonte, cuando declara que Dios ha "muerto", ¿es verdaderamente feliz? ¿Se hace verdaderamente más libre? ¿No sucede más bien -como lo demuestra la crónica cotidiana- que se difunden el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y el abuso, la violencia en todas sus expresiones? Al final el hombre se encuentra más solo y la sociedad más dividida y confundida”.
Tras poner de relieve que “en las palabras de Jesús hay una promesa: la viña no será destruida”, Benedicto XVI aseguró que “el mensaje consolador que recogemos de estos textos bíblicos es la certeza de que el mal y la muerte no tienen la última palabra, sino que al final Cristo vence. ¡Siempre!
La Iglesia no se cansa de proclamar esta Buena Nueva, como sucede también hoy, en esta basílica dedicada al apóstol de las gentes, que fue el primero en difundir el Evangelio en grandes regiones de Asia Menor y Europa”.
“Sólo la Palabra de Dios -continuó- puede cambiar en profundidad el corazón del ser humano; por eso es importante que entremos en una intimidad cada vez mayor con ella tanto cada uno de los creyentes como las comunidades.
La asamblea sinodal dirigirá su atención a esta verdad fundamental para la vida y la misión de la Iglesia. Alimentarse de la Palabra de Dios es para ella su primera y fundamental tarea”.
El Santo Padre dijo que “en este Año Paulino escucharemos resonar con particular urgencia el grito del apóstol de las gentes: "¡ay de mí si no predicara el Evangelio!"; grito que para cada cristiano se convierte en una invitación insistente a ponerse al servicio de Cristo”.
“La mies es mucha, repite también hoy el Maestro divino: muchos todavía no lo han encontrado y están en espera del primer anuncio de su Evangelio; otros, a pesar de que han recibido una formación cristiana, han perdido el entusiasmo y sólo mantienen un contacto superficial con la Palabra de Dios; otros se han alejado de la práctica de la fe y tienen necesidad de una nueva evangelización.
No faltan, además, personas de recta conciencia que se plantean preguntas esenciales sobre el sentido de la vida y de la muerte, preguntas a las que sólo Cristo puede ofrecer respuestas convincentes.
Por eso, es indispensable que los cristianos de todos los continentes estén dispuestos a responder a quien pida razón de su esperanza, anunciando con alegría la Palabra de Dios y viviendo sin compromisos el Evangelio”.
El Papa concluyó pidiendo a Dios su ayuda para que durante las sesiones sinodales “nos planteemos juntos cómo hacer cada vez más eficaz el anuncio del Evangelio en nuestro mundo.
Todos experimentamos la necesidad de poner en el centro de nuestra vida la Palabra de Dios, de acoger a Cristo como nuestro único Redentor, como Reino de Dios en persona, para que su luz ilumine todos los ámbitos de la humanidad: de la familia hasta la escuela, de la cultura hasta el trabajo, del tiempo libre hasta los demás sectores de la sociedad y de nuestra vida.+
la información proviene dela Agencia Informativa Católica Argentina
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tu comentario, No te preocupes por la extensión, lo importante son tus sentimientos.
La Barca es un Blog abierto, todas las opiniones son bien recibidas, y nos sirven para mejorar en lo que hacemos y como lo hacemos.
Si quieres opinar sobre el tema del Post o sobre cualquier otro, hazlo con libertad.
Si La Barca no te sirve te pedimos disculpas, pero si te sirve, cuéntaselo a otro, entre todos lo haremos mejor y recuerda que La Barca es fundamentalmente tuya.