Desde la ciudad de Buenos Aires (ARG) María Inés da vida a varios blogs, uno mejor que el otro, y cada uno mejor que los demás, que tienen 10 veces más visitas que La Barca, en los cuales ha publicado post con referencia a nuestro día.
Cuando comenzó con REDESCUBRIR y luego FAMILIARMENTE nos participó de su alegría y nos invitó a: aportar un granito de arena, con nuestras limitaciones lo hicimos y ese fue el inicio de lo que hoy es La Barca, un humilde blog que apenas llega a 45 países y sólo trata la temática de los divorciados en nueva unión, una clase de católicos comprometidos muy especial.
Si no hubiera sido por ella y por su atrevimiento de publicar nuestros granitos de arena, quizás este proyecto que ...
... durante algunos años nos dio vueltas por la cabeza no hubiera visto la luz de la existencia.
Gracias María Inés por darnos un tu lugar en tu sitio, si lo que hacemos sale medianamente bien el mérito es tu tuyo, si nos equivocamos o si no cubrimos las expectativas de tantos que esperan un espacio donde encontrarse contenidos y animados, será pr exclusiva responsabilidad de nuestras limitaciones.
En sus blog ha publicado la siguiente información:
1º Domingo de Mayo celebraremos en todo el mundo, el Día Internacional de los Católicos Divorciados en Nueva Unión, con una oración a las 12:00 del mediodía, enlazando así a los más de 40 países, que con sus visitas a La Barca, han tomado conocimiento de la convocatoria.
Quienes acatamos, no sin dolor, la imposibilidad de acceder a la Eucaristía, esperamos con infinita paciencia, que las indicaciones que surgen de la Encíclica Familiaris Consortio se manifiesten en hechos concretos, dando de una vez y para siempre una muestra cabal de la comprensión de las palabras de SS Juan Pablo II.
Para que ningún divorciado en nueva unión se considere separado de la Iglesia, ya que puede y, más aún, debe, en cuanto a bautizados, participar en su vida, ofreceremos nuestra cadena de oración, a la que invitamos a sumarse, para terminar definitivamente con la consideración que nuestra situación es un tema tabú.
En privado, en silencio, en un encuentro profundo y reflexivo, daremos testimonio de nuestra pertenencia a los verdaderos valores de nuestra fe, con el pensamiento puesto en aquellos, que por diferentes causas se encuentran alejados y también por aquellos, que con sus actitudes han propiciado que algunos, o muchos, no se sintieran misericordiosamente contenidos.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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