Hace unos meses, el enviamos al papa Francisco una carta que tenemos razones más que fundadas para creer que le ha sido entregada en mano y que ahora compartiremos con quienes nos visitan desde 77 países.
Considerando las circunstancia que preveíamos para la segura recepción no dudamos en extendernos todo lo que creímos necesario, por lo que si estas apurado o sin tiempo para leerla mejor déjalo para otro momento, estarás delante de un mini documento tan inédito como real.
Bs. As., 22 de Junio
de 2014
Su Santidad
Francisco
Estimado padre
Nos dirigimos por este
medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la más plena seguridad que
Usted llegará a enterarse del contenido de la presente
y tal como decía un
Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, aunque debas lo que
hagas” y a eso vamos.
Es más que posible que la
problemática de los divorciados en nueva unión no le resulte para nada ajena ni
que un ataque de modernismo misericordioso lo impulse a plantear un Sínodo
donde entre otros temas se analice nuestra situación, que en forma transversal
involucra y afecta a todos los estamentos sociales de cada país, sin hacer
distinción de status, nivel educacional edades ni género.
Nos tomaremos el
atrevimiento casi auto referencial de hablarle de La Barca, (www.labarcaglobal.blogspot.com) quizás
el único blog hecho por y para católicos divorciados en nueva unión de todo el
mundo, que a la fecha recibe visitas de 75 países, recorriendo nuestro mensaje
por los 5 continentes en los casi 700 post que llevamos publicados, tuvo su
origen en la calle Rivadavia (a esa altura todavía no es avenida) con la
presentación de una nota enviada al entonces Arzobispo de Buenos Aires, allá
por principios de este nuevo siglo.
Dejamos el escrito en la
sede comentando no sólo la problemática sino anoticiando como alguno de los
movimientos existentes a ese momento trataban la situación más allá de la declaración
de principios, resumiendo todo a la cuestión de conciencia, abriendo “per se”
una gran puerta a comulgar en donde no produjeran escándalo, un planteo
hipócrita que nunca compartimos.
También pusimos sobre aviso
que otros, muy arraigados en la Diócesis planteaban la Teoría de la asimilación,
haciendo coincidir a matrimonios sacramentados con otros de nueva unión,
barriendo bajo la alfombra, con un planteo que somos todos iguales, entonces de
determinados temas particulares no se hablaba.
Ambas situaciones las
pusimos blanco sobre negro y un día el Obispo Auxiliar a cargo de la Comisión
de Pastoral Familiar del Arzobispado, don Horacio Benítez Astoul, nos citó a
una reunión muy privada en la Redonda de Belgrano donde previo a entrar en cualquier
tema recordamos haberle preguntado como había dado con nosotros y porque nos
citaba, fue entonces cuando nos mostró la carta que le habíamos enviado a
nuestro pastor con un post it que decía: Esto
me interesa y donde el firmante era el hoy sucesor de Pedro, era Usted Su Santidad.
De esa reunión salimos con
el compromiso de preparar un proyecto muy desarrollado y presentarlo y al poco
tiempo fuimos citados por el pleno de la Comisión de Pastoral Familiar donde
ampliamos detalles de la presentación, en un suculento copetín en la calle
Cosquín, en pleno barrio de Liniers.
No pasó mucho tiempo y nos
dijeron que podíamos hacer una prueba piloto, que ellos conseguirían el lugar,
un colegio parroquial que luego visitamos, que nos supervisarían y evaluarían y
que debíamos conseguir un asesor espiritual para que nos acompañara.
Menuda tarea nos dieron,
despuntaba el nuevo siglo, eran aún tiempos de Juan Pablo II, de este tema se
hablaba bastante poco, nadie quería arriesgarse y menos comprometerse demasiado
acompañándonos hasta que dimos con un santo, rector de un Seminario que aceptó jugarse
por la propuesta.
Nuestra presencia en la
Diócesis quizás molestaba, porque podía hacer tambalear muchos planteos y
grupos que se desarrollaban en esos tiempos, nuestro sometimiento al Fuero Externo
era la señal de identidad tanto como el reclamo permanente de modificaciones en
el tratamiento en las causas en los Tribunales Eclesiásticos, al extremo que
hasta nos reunimos con el Presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional,
monseñor José Bonet Alcón, en la residencia de la calle Vicente López 1639 de
la ciudad de Buenos Aires.
Para unos éramos demasiados
progresistas y trasgresores por nuestros planteos ante las nulidades y para
otros éramos demasiados sumisos, conservadores y/o preconciliares por nuestro sometimiento
al fuero externo, fue a partir de eso que entre los unos y los otros
“invitaron” a nuestro asesor espiritual en cejar en el seguimiento y la
“casualidad” hizo que fuera trasladado primero a un colegio en el interior de
la provincia de Buenos Aires y luego devuelto a su Colombia natal.
Así quedó trunco nuestro
proyecto, tanto como el suyo de extender los beneficios maravillosos del
“Cursillo” a los divorciados, tema que conocemos perfectamente ya que hemos asesorado
en las sombras y afinado las ponencias que no lograron trascender y por eso ahí
tampoco al día de hoy los divorciados en nueva unión pueden disfrutar de las
maravillas del 4º día.
Los dos respaldos suyos a la
problemática quedaron truncos, por eso nosotros, que conocemos la historia
desde adentro, nos sonreímos cuando algunos se preguntan porque su preocupación
referida a este tema y simplemente contestamos que no es de hoy, que es de
siempre.
Se podría haber generado un
muy interesante ámbito de reflexión y a la vez de contención y felicidad a
muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el
aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en
cuenta y seguramente hará bien a muchos que, esperanzados discurren sus días.
A pesar de tantas
frustraciones nos atreveremos a llamar su atención en un tema que a varios,
diseminados por todo el mundo, nos duele por habernos tocado la lamentable
situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de
tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica
Familiaris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa
hermosa creación de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como
se ha planteado en varios Sínodos.
Le recordamos que algunos
años antes de la presentación que le hicimos ya habíamos publicado en el
periódico La Nación nuestra “Carta a los Obispos” y con la
impensada cantidad de correspondencia (las redes sociales por aquellos tiempos
no existían) que recibimos, más algunos amigos de diferentes países un tiempo
después dimos origen a La Barca, (www.labarcaglobal.blogspot.com)
blog hecho por y para católicos divorciados en nueva unión de todo el mundo, que
nos une, nos reúne, nos da fuerzas para seguir y esperanzas de que un día algo sucederá.
Los católicos divorciados en
nueva unión, aunque en nuestros Post tratamos de evitar mencionarlo, en
realidad somos múltiplemente discriminados, tenemos problemas para bautizar a hijos,
para enviarlos a colegios confesionales, para que accedan a la catequesis entre
otras diatribas y este fenómeno se repite con sus más y con sus menos en muchos
países.
La EA Familiaris Consortio,
sobre la que algunos hacen una interpretación tan interesada como errónea nos
plantea que la posibilidad de acceso a los sacramentos deviene abstracta si no vivimos
como hermanos, reduciendo todo a una simple cuestión de ejercicio marital del
matrimonio, como si los actos que se presumen reservados a los esposos tuvieran
como epicentro y única razón de ser el ejercicio de la sexualidad.
La promiscuidad y la infidelidad
no es una señal de identidad de quienes habiendo contraído nuestro compromiso
ante el Altar el devenir de los tiempos nos ha impulsado, por causas propias,
ajenas o mutuas a interrumpir nuestros matrimonios y en aquellos casos en que las
circunstancias de la vida nos han presentado la posibilidad de iniciar una
nueva relación, tenga por seguro que no hemos avanzado en ello para ofender a
Dios y mucho menos para reclamar como adolescentes rebeldes por la
imposibilidad del acceso a los Sacramentos o en la versión mundana, infantil
y/o interesada a reclamar porque nos dejen comulgar.
La cantidad de bautizados
que han pasado por el Altar, luego han visto romper su matrimonio sacramental y
han formado una nueva familia aunque no disponemos de cifras valederas
estimamos que son muchos, ahora los que accedimos o creímos acceder al
Sacramento del matrimonio y luego del divorcio hemos encontrado un nuevo camino
a recorrer y seguimos orando, bendiciendo los alimentos, participando de la
Santa Misa, educando a nuestros hijos en la fe y cuando podemos y nos dejan en
colegios confesionales, participando en la vida parroquial y tratando de dar testimonio
de nuestra fe tenga por seguro que somos algunos menos y con dolor pero sin resignación
lo invitamos a que como Abraham intercedió
en favor de Sodoma Usted interceda por nosotros ante aquellos que entre otras
virtudes parecen no haber desarrollado extensamente la misericordia.
Un
capitulo aparte merecen aquellos que llegan al matrimonio desde su soltería y
que el hecho enlazar sus vidas con un divorciado quedan marginados del acceso a
los Sacramentos, que podemos racionalizarlo desde la Doctrina pero que tiene
una dureza para los sentimientos difícil de sobrellevar.
Imaginamos sin demasiada
inteligencia, que el camino que Su Santidad deberá recorrer será cualquier cosa
menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha
y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner
cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo
sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano y agradable
será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como
magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella
será un desafío alucinante acompañarlo, aún sin necesidad de esperar que
nuestra problemática encuentre una solución inmediata.
Los temas siempre pendientes
son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea
parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos
casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar
su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al
Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia
que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras
tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
El acceso a los Sacramentos
es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los
famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera
en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su
cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los
oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad
y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa
segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace
olvidar.
La Comunión Espiritual es
reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar
el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo
ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de
los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y
dolor en el corazón en el momento de Comunión.
Sabemos que el camino será
largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias
de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también
sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir
que no hay espinas
sin
rosas.
No será tarea sencilla, las presiones
han de ser abrumadoras, el poner la casa en orden no ha de ser tarea menos, de
todos modos sepa que siguiendo sus pedidos rezamos y rezaremos por Usted y seguiremos
HACIENDO LIO.
Nos despedimos con la
inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su
Gracia.
Dios guarde a Su Santidad