En el prólogo del libro "El contrato social" de Rousseau, que fue traducido por Mariano Moreno en 1810 puede leerse la sentencia que ilustra este Post y que nos hemos tomado el atrevimiento de modificarla, con sumo respeto, acorde a nuestra problemática.
Nosotros, ahora, decimos que:
Si los católicos divorciados en nueva unión
no se informan,
si no se flexibilizan las causales de
nulidad matrimonial y los Defensores del vínculo no se vuelven algo más misericordiosos,
si los plazos en los Tribunales Eclesiásticos no se acortan y no se mide con la misma
vara a pobres y anónimos que a ricos y famosos,
nuevos Sínodos sucederán al convocado por el papa Francisco para este año,
y después de sufrir por otro tiempo, asumiendo nuevas
frustraciones
será tal vez nuestro destino continuar con la Comunión
Espiritual como si hubieran dos Cristo, uno para los que dicen ser probos y
castos y otro para el resto, los que venimos de las periferias.
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