ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

julio 10, 2014

RESPUESTAS A UN PERIODISTA ESPAÑOL (parte 2)

INTRODUCCIÓN  NECESARIA

Antes de comenzar a responder tu cuestionario creo oportuno efectuar la siguiente aclaración: existe una divisoria de aguas muy marcada entre 2 figuras, una es la de los divorciados en la Iglesia, con los cuales no existe ningún problema, ya que solamente están sujetos a los preceptos generales que todos deben cumplir y otra que no tiene nada que ver con la anterior que es la situación de los divorciados en nueva unión, ya sean casados por civil, o simplemente convivientes.

La diferencia fundamental radica en que los últimos viven en “situación irregular”, salvo que se comprometan a vivir “como hermanos” o sea sin realizar los actos propios que realizan los esposos.

Estas definiciones no son un invento mío, surgen de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, algo así como la mini biblia sobre este tema.

Dicho en términos sencillos:
todo se reduce a la sexualidad, si un divorciado o soltero mantiene relaciones sexuales peca, si un casado mantiene relaciones con otra mujer, fuera de la propia, peca doblemente (adulterio y fornicación) si un casado mantiene relaciones con su propia mujer utilizando métodos preconceptivos (preservativo) o diu u cualquier otro elemento externo o interno, peca, ya que atenta contra la castidad conyugal, un concepto bastante poco difundido.

Sólo está permitida la utilización del método Billins, pero entre los que se han casado nuevamente, tal nuestro caso, la situación se complica.

A los ojos de la Iglesia, los católicos divorciados que obviamente hayan sacramentado su unión (matrimonio eclesiástico) continúan casados en primeras nupcias, con lo cual la nueva unión es sinónimo de adulterio, aunque si se vive “como hermanos” la situación se acepta en determinados casos y se puede confesar y comulgar.

En este grupo (católicos divorciados en nueva unión, sin propósito de disolución del nuevo vínculo) y por ende sin acceso al Sacramento de la Confesión o de la Reconciliación, pasaporte imprescindible para poder acceder a la Eucaristía nos encontramos nosotros y todos aquellos que a través del blog antes y de Facebook más recientemente nos hemos vinculado.

Para cualquiera que conozca mínimamente cómo funciona la problemática esto es moneda corriente, para quien sólo lo ve de afuera, o no le interesa, esta explicación puede parecer incomprensible, pero aceptando que nunca llueve a gusto de todos no hay más alternativa que profundizar en el análisis.

Confundir un católico divorciado con un católico divorciado en nueva unión  es como confundir a un agricultor de cultiva arroz con un cocinero que hace paella, en algún punto se unen pero no tiene nada que ver una cosa con la otra.

Aclarado este punto, paso a responderte, siempre desde la óptica de los católicos divorciados en nueva unión o vueltos a casar, según sea la definición que en cada sitio se utilice y que vivan la problemática desde el compromiso con la Iglesia.


DESDE ESTOS PAISES NOS VISITAN. A POCO LO IREMOS POBLANDO (Este lo iniciamos el 26/11/13)