ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

julio 23, 2014

RESPUESTAS A UN PERIODISTA ESPAÑOL (parte 15)

¿Hay una respuesta “única” de la Iglesia a la cuestión del divorcio o depende  con quién te encuentres?

            Resulta extraño que alguien vinculado con la Iglesia no tenga relación más o menos cercana con algún sacerdote y si por la causa que sea no quiere sincerarse con él, es bastante sencillo acercarse a cualquier parroquia y encontrar a quien esté dispuesto a escuchar angustias, dudas y temores ante situaciones realmente trascendentes.

            Sin lugar a ninguna duda quien termina en un divorcio lo hace luego de un largo y tortuoso peregrinar, ya que en su sano juicio son pocos los que toman una decisión de semejante calado ante el primer arrebato.

            Los sacerdotes, como cualquier otro buen amigo,
siempre tratan que el llegar a la determinación del divorcio sea el último paso de una proceso, donde se trata de intentar que la sangre no llegue al río, pero al igual que un amigo, ante lo inexorable acompañan en la decisión que se tome, de todos modos cuando uno lo que busca es contención y consejo, si no lo encuentra sigue buscando.

            Luego de las separaciones y/o divorcios, la Iglesia continúa acompañando en términos generales, destacando que el mero hecho de la ruptura no impone una necesaria separación de la Iglesia, algo que de hecho nunca sucede, al menos por imposición externa.

            Algunos fabulan con que luego del divorcio y más aún luego de una nueva unión existe algo así como la excomunión, una separación de hecho de la Iglesia, pero es un error imperdonable que algunos potencian asumiendo actitudes impresentables.

            Los católicos estamos unidos indisolublemente a la Iglesia por el bautismo y salvo hechos realmente muy graves y comprobados no se excomulga a nadie y mucho menos por un divorcio.

            Esto lo saben todos los sacerdotes y es ampliamente conocido, o al menos debería serlo, hasta por grupos preconciliares, tradicionalistas y ultra católicos y a pesar de esto en algunos casos se aparta a los divorciados, se los discrimina o simplemente se les imposibilita el acceso a determinados sitios por el hecho de estar divorciados.

            Esta actitud, conocida y reconocida por muchos bajo pretexto de normativas internas de funcionamiento es, quizás atendible, aunque de misericordiosa tiene menos que Messi de jugador de baloncesto.

            En estos grupos también hay sacerdotes, en muchos casos los mismos que en la intimidad son excelentes consejeros y que luego en el seno de algunas estructuras no consiguen, o no intentan, abrir algunas mentes que a pesar del paso de los siglos parecieran que no se han enterado que la edad de piedra es una etapa de la historia superada hace bastante tiempo.


DESDE ESTOS PAISES NOS VISITAN. A POCO LO IREMOS POBLANDO (Este lo iniciamos el 26/11/13)