Al leer las declaraciones del Cardenal Bergoglio sentí como una bocanada de aire fresco, es una verdadera invitación a vivir lo fundamental cristiano en sintonía con el siglo XXI.
“O seguís a Jesús o no sos cristiano”, dijo el Card. Bergoglio
Villa Cura Brochero (Córdoba), 12 Set. 08 (AICA)
Al término del V Encuentro Nacional de Sacerdotes que con la presencia de medio centenar de sacerdotes de todo el país y una treintena de obispos, se desarrolló del 9 al 11 de septiembre en Villa Cura Brochero (Córdoba), el arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, realizó declaraciones a Radio María Argentina, que tuvo a su cargo el servicio de prensa del encuentro.
Al responder a una pregunta referida al documento de Aparecida, el purpurado porteño dijo, con su conocida espontaneidad y franqueza:
“Hay que caer en la cuenta de que no se puede ser cristiano de etiqueta: o seguís a Jesús o no sos cristiano, o ponés la carne sobre el asador o no sos cristiano.
Hay que caer en la cuenta también de que los cristianos de sacristía se tienen que ir al museo.
Si sos cristiano, tenés que estar en la calle. Si sos discípulo tenés que esta en la calle. Esta es la traducción más nuestra del Documento de Aparecida”.
El siguiente es el texto completo de la entrevista:
-Cardenal Bergoglio, le pedimos que nos deje una reflexión sobre el V Encuentro Nacional de Sacerdotes que está finalizando en Villa Cura Brochero.
-Este encuentro donde hay más de 500 sacerdotes es toda una gracia de Dios, aquí hay hombres dedicados al ministerio sacerdotal. Acompañar al pueblo de Dios es un camino de santidad. Este encuentro es una expresión de comunión de la Iglesia, es un deseo de los sacerdotes de santificarse cada vez más. A mí me llena de consuelo todo esto, me da un gran gozo. Siento que el Señor es bueno, que sigue estando en medio de la Iglesia, nos va llevando de su mano y nos manda el Espíritu Santo para que nos empuje.
-Se habló mucho en el encuentro del Siervo de Dios Eduardo Pironio y estamos en la tierra del Cura Gaucho, el Venerable José Gabriel Brochero. ¿Usted ve alguna semejanza entre ambos, si bien no son contemporáneos?
-Hay algo de los dos que a mí me impacta mucho, entre todas sus virtudes. Hay algo que es propio de Pironio y de Brochero y es el no quedarse en ellos. El Cura Brochero era un salidor de alma. Brochero salía a buscar y como dice el Evangelio de San Mateo en la parábola del Banquete, juntaba a buenos y a malos.
A todos les daba los ejercicios espirituales. Brochero era un salidor, no se quedaba en la casa parroquial. Y Pironio, si bien no tenía el rasgo de salidor de Brochero, era un hombre de puertas abiertas con el que te daba ganas de estar.
Es decir, Pironio tenía otra manera de salir. La apertura de su corazón era un rasgo típico de él. Cuando vos ibas a verlo a Pironio, estuviera donde estuviera y con el trabajo que tuviera, te hacía sentir que vos eras el único.
Lo que me impresiona de los dos es la manera que tenían de salir a los demás. Brochero fue el cura que andaba y andaba y andaba. Y la apertura de Pironio era su manera de salir, estando siempre a disposición de los demás.
-Por último, usted estuvo participando de la última gran reunión del CELAM en Aparecida, donde se gestó un documento muy importante para la Iglesia en Latinoamérica. ¿Qué siente usted, como presidente del episcopado argentino?, ¿Qué significa Aparecida para la Iglesia de nuestro país?+
-Aparecida es una gracia que el Señor quiso darnos para orientar nuestra vida eclesial. Aparecida nos hace caer en la cuenta de que ser cristiano es seguir a Jesús. El solo hecho de seguirlo, de ser discípulos ya nos constituye en misioneros.
Hay que caer en la cuenta de que no se puede ser cristiano de etiqueta: o seguís a Jesús o no sos cristiano, o ponés la carne sobre el asador o no sos cristiano. Hay que caer en la cuenta también de que los cristianos de sacristía se tienen que ir al museo. Si sos cristiano, tenés que estar en la calle. Si sos discípulo tenés que estar en la calle.
Esta es la traducción más nuestra del Documento de Aparecida.+
Comentarios:
Este artículo salió publicado en la AICA (Agencia Informativa Católica Argentina)
Por causas que aún podemos determinar nos resulta imposible efectuar modificaciones en la presentación (tipo de letras, colores, justificaciones, etc) apenas lo podemas solucionar volveremos al formato habitual.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad