El tránsito es a veces demasiado difícil, lleno de obstaculos y hasta de señales contradictorias, pero no estamos solos hay que reconocer que muchos hacen las cosas bien, con misericordia y verdadero amor al prójimo.
Si bien es cierto que para ser oncólogo no es necesario padecer cáncer, no es menos cierto que para entender lo que les pasa a los divorciados en nueva unión no estaría nada mal que los laicos que se encargan de la problemática, hubieran pasado por la vivencia de lo que significa el ser católico y tener algunas puertas cerradas.
Estos casos son habituales, son opinólogos de libro y hasta podemos aceptar la situación con cristiana resignación, ya que en muchos casos por simplemente tocar de oído, a veces desafinan tanto, que pueden hasta perforarnos los tímpanos.
Pero hay otro grupo, los que si han vivido la problemática, que han sufrido lo que muchos sufren o sufrieron en varios sentidos, que hasta en algún momento se han mostrado trasgresores, rebeldes o reivindicativos y sin embargo, el tránsito por las alfombras rojas, el glamour de la figuración, la caricia suave al ego y algunas que otras consideraciones especiales, los colocan en un escenario bastante diferente del inicial.
Como decían en mi barrio, de carne somos.
De todos modos no es tan grave, muchas veces sucede así, no perdamos la esperanza, no nos sintamos solos, tenemos a quien invitar para que nos acompañe, sólo hay que hacerlo, nos está esperando.
Simplemente alcanza con que caminemos juntos.