Nos nombran, señal que existimos.
Seguramente para muchos neo conservadores es casi una afrenta, ya que quizás sus oídos se hubieran embelesado hasta el infinito si nos hubiera excomulgado, pero este no ha sido el caso y deberán esperar a otra oportunidad.
También los que opinan desde el desconocimiento o que poco tienen que ver con esta realidad, pueden sentir que el mensaje casi nos remite a las catacumbas o al período preconciliar y ni que hablar de los que sub interpretan la Encíclica Familiaris Consortio de un modo ultra personalizado, devotos del evangelio según San Yo, verdaderos apóstatas de la realidad.
La cuestión es que el asunto sigue inquietando a todo el mundo católico y el que vuelva a la palestra de los grandes temas, aunque para amargura de muchos, le da un valor impresionante.
Quienes no viven la problemática con intensidad no tienen porque entender realmente de que se trata, pero quienes la vivimos y sufrimos las consecuencias, que trascienden el acceso a la comunión o la bendición de nuestras nuevas uniones, sabemos todo lo que acompaña a estas definiciones tan categóricas.
Sabemos lo que implica, sabemos que esta es la realidad que nos toca vivir, sabemos que la situación no es la elegida cuando dimos el primer:“si, quiero”, pero también sabemos que estamos en nuestro derecho de pedir tantos cambios como creamos necesarios, en un marco de respeto y fundamentalmente de misericordia, algo más olvidado por algunos de nuestros hermanos laicos, que por la mayoría del clero, sin olvidar que hay de todo en la Viña del Señor.
Desde La Barca (http://www.labarcaglobal.blogspot.com/) quizás el primer y único blog internacional hecho por y para católicos divorciados en nueva unión de todo el mundo hispanoparlante, estamos convencidos que sólo la acción mancomunada de todos los que vivimos en “situación irregular” ya sea a titulo individual como de grupos pastorales, podrá dar respuesta verdadera y no simplemente promesas a las reales necesidades por las que hoy transitamos.