Hace escasos dos meses, enviamos un mail a diferentes medios de comunicación católicos, en el cual contábamos que era La Barca.
Uno de esos sitio fue Sector Católico, creyeron oportuno tratar el tema y dedicaron un post en el que recibieron varios comentarios (los que adjuntamos) y en el post siguiente nuestra respuesta, ya que en algunos aspectos tenemos una visión algo diferente.
Lo que sigue es la transcripción textual de lo publicado por Sector Católico (www.sectorcatolico.com)
23 de Septiembre, 2008
Católicos divorciados, una situación que merece una clarificación
Ayer recibíamos en la redacción de SECTOR CATÓLICO un correo electrónico de la asociación La Barca, que agrupa a una serie de católicos divorciados que reclaman el derecho a recibir de la Iglesia la Sagrada Comunión. Por eso, nos ha parecido interesante tratar este asunto y recordar cuál es la doctrina católica al respecto, tal y como ha puesto de manifiesto el Papa Benedicto XVI en su reciente viaje apostólico a Francia.
De todos es sabido que los fieles católicos que han tenido la desgracia de sufrir la fractura de su matrimonio cuentan con todo el apoyo y la comprensión de la comunidad cristiana. Pero no todos son iguales. Hay algunos que permanecen fieles al vínculo expresado en su día y viven su vida al margen de cualquier relación sentimental. Estos pueden acceder sin problema a la recepción de la Eucaristía. Otros, sin embargo, viven en concubinato incumpliendo de este modo su compromiso. Son estos, los llamados "católicos en situación irregular".
Pues bien, es a este grupo al que pertenecen los de la mencionada asociación que reclama el supuesto derecho a recibir la Sagrada Comunión y la absolución sacramental. A estos la Iglesia les recuerda que lo que están haciendo no es compatible con la ensañanza de Cristo sobre le matrimonio y les invita a volver a la plena comunión con su Iglesia. Y no lo es porque su actuación está en contra de la unidad e indisobulidad del mismo, atentando gravemente contra los deberes contraídos en su día.
Este discurso, que comprendemos no está de moda, corresponde con la enseñanza tradicional de la Iglesia y debe ser expuesto con toda claridad a los fieles, pues la primera caridad es precisamente éste. Vivir en el error e intentar justificar lo injustificable sería una grave dejación de responsabilidad que cometería la Iglesia, ya que está en juego la salvación de estas almas.
Esta exposición nítida, no implica, sin embargo, el rechazo de la Iglesia o la incomprensión de las dificultades y penurias que arrastran estas personas. Todo lo contrario. La Iglesia se muestra cercana con los que sufren e invita a una constante conversión de vida a todos sus hijos.
6 comentarios:
Marc Vincent dijo...
Quien no pasa por ello generalmente no lo conoce: hoy día estar divorciado no es una cuestión de elección, sino algo forzado en la mayoría de los casos. En efecto, legalmente si uno de los dos del matrimonio lo decide el otro no puede negarse al divorcio.
Esta cuestión no es tenida en cuenta, no se trata de yo me divorcio porque quiero y me voy con otra/o porque quiero igualmente.
No se dice esto como argumento para la cuestión de la comunión, sino para que se sepa y se comprenda mejor.
De todos modos, no se entiende la insistencia en querer comulgar por quien es divorciado voluntario. No todos los que comulgan ni mucho menos lo hacen con las debidas disposiciones. Pueden también comulgar donde no les conozca el celebrante, de modo que parece más bien una cuestión de dar publicidad y hacer propaganda que otra cosa, es decir, una vía implícita para quitarle otro trozo a los cimientos familiares.
23 septiembre, 2008 16:59
Anónimo dijo...
Bueno, si comulgaran en otro lugar donde el sacerdote no les conociese, lo único que harían sería ensuciar su alma de pecado, ya que para comulgar hay que estar libre de él.
Aunque la Iglesia debería prestar más atención a los casos que tu dices, que muchas veces, el divorcio es forzado, y la disolución eclesiástica debería estar más a mano.
23 septiembre, 2008 18:53
Blogger dijo...
Es cierto que el ordenamiento jurídico civil en España establece el divorcio tras un tiempo de separación. Sin emabrgo, esto es irrelevante para la cuestión que estamos abordando.
No hablamos de personas separadas que luego obtienen el divorcio civil, sino de personas que conviven con otra de sexo opuesto como si estuvieran casados.
Es sólo a estas personas a las que afecta la prohibición de acercarse a comulgar lícitamente.
Efectivamente, basta con irse a otra parroquia para poder hacerlo, sin embargo se trata de un acto ilícito que comporta un pecado de sacrilegio para quien se acerca de este modo a recibir al Señor en la Eucaristía.
24 septiembre, 2008 10:21
Anónimo dijo...
De repente me encontré con que soy una católica divorciada. Mi esposo y yo éramos viudos cuando nos conocimos y nuestros respectivos hijos nos entregaron en la iglesia. Buena fiesta. Fue un error ilusionado, porque fracasamos con los hijos de él, adultos jóvenes, que lograron rompernos por sus celos. Y estoy segura de que mi esposo quería sustituir a su esposa fallecida, en sus costumbres y amistades. Tuvimos unos pleitos espantosos. Como en México hay divorcio express, pues ya me divorciaron. Me siento extraña, sé que estoy casada con él, aunque no tengamos ningún trato, ni él vea en lo más mínimo por mí. Yo no pienso violentar mi conciencia católica ni engañarla: voy a misa todos los días, rezo, pero no sé cómo haré para este nuevo estado que es un verdadero limbo. Todavía soy joven, así que será una vida difícil. Pero creo que Dios me ayudará a vivirla conforme a su ley y que le encontraré el gusto, con mis amigas, la familia, en fin… temo que me rechacen algunos, pero ya empecé a acostumbrarme.
17 noviembre, 2008 06:38
Comentarios:
Lo que precede es copia textual de lo publicado por Sector católico, Portal de Información Católico de España (www.sectorcatolico.com)
En el post siguiente, nuestra respuesta, la cual ya ha sido enviada(19/11/08) y publicada por Sector Católico.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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