El reciente llamado del papa a una soltera, casada con un divorciado, en Argentina ha desatado un sinnúmero de comentarios en muchísimos países y hasta algo han tenido que decir desde El Vaticano y no se les ha ocurrido mejor idea que aconsejar no hacer públicos los llamados de Francisco.
Resulta increíble que quien representa a la Santa Sede efectúe un planteo de estas características, tan insultantes para los millones de católicos como para el propio Francisco.
Considerando que sus palabras están en las antípodas de los Dogmas de Fe y retrotraen a períodos del oscurantismo preconciliar no hacer ningún caso a sus recomendaciones más que un derecho es una obligación.
Excelente estuvo el matrimonio argentino en hacerlo público, potenció el debate, le quitó el velo de tabú que este tema mantiene y fundamentalmente
no mintió y si lo hizo allá ellos con sus conciencia, aunque a la fecha nadie los desmintió.
Los que tienen posibilidad de reserva de las fuentes son los periodistas, los que guardan las confesiones bajo secreto son los sacerdotes, pero los de pie no estamos ni protegidos ni obligados a no revelar conversaciones, máxime cuando se ajustan a la verdad, así que si un día suena tu teléfono y del otro lado te dicen que el papa quiere hablar contigo, no pierdas la oportunidad, chequea que sea cierto y lo que te diga cuéntalo, al menos nosotros así lo haremos.
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