¿Puede negarse la absolución a quien no está casado por la Iglesia? Esta consulta fue efectuada a El Teólogo Responde y quien la contesta es el RP Miguel Ángel Fuentes, del IVE (Instituto del Verbo Encarnado) y como siempre sucede, la respuesta es clara, precisa, contundente, y perfectamente documentada.
Pregunta:
Padre, mi pregunta es si puede negarse la absolución ,cuando al confesarse un cristiano dice no estar casado por Iglesia.
Respuesta:
La absolución debe negarse siempre que el penitente no esté dispuesto a vivir según las exigencias de la gracia, es decir, cumpliendo todos los mandamientos de Dios.
Si un penitente tiene intención de pecar o de seguir pecando o de seguir viviendo en situación de pecado, no es apto para recibir la absolución.
El penitente recita en el acto penitencial, entre otras cosas: "propongo firmemente no pecar más y evitar toda ocasión próxima de pecado...".
Si realmente no tiene esa intención, entonces su acto es una mentira.
Una persona que vive en concubinato o en adulterio y no tiene seria intención de solucionar su situación de forma inmediata (sea casándose por la Iglesia en caso de ser concubinos que pueden regularizar su situación o separándose en caso de que uno de los dos ya estuviera casado*) no puede recibir la absolución, no porque el sacerdote no la quiera dar sino porque el penitente no quiere disponerse debidamente para recibirla; le falta un elemento esencial: el propósito de no volver a pecar más.
(*) Hay situaciones extremas en que por diversos motivos no pueden separarse.
De esta situación dice la Exhortación Familiaris consortio: "La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio.
Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios —como, por ejemplo, la educación de los hijos—, no pueden cumplir la obligación de la separación, asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos" (n.84).
Téngase en cuenta que tampoco debe tomarse a la ligera esta situación, pues Juan Pablo II es bien claro al referirse a "la obligación de la separación"; por tanto se entiende que la convivencia en plena continencia es una situación extrema a la que sólo puede llegarse cuando no hay posibilidad, sin dañar el bien de los hijos, o por otro motivo serio de cumplir la primera obligación que sería la separación.
Aún así, también en este caso debe evitarse el peligro de inducir a los fieles al error: "En este caso pueden acceder a la Comunión eucarística, permaneciendo firme, sin embargo, la obligación de evitar el escándalo" (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados vueltos a casar, n.4).
La forma normal para evitar el escándalo y la confusión de los fieles será administrarles los sacramentos de forma privada.
Si desea realizar una nueva consulta escriba a teologoresponde@ive.org
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tu comentario, No te preocupes por la extensión, lo importante son tus sentimientos.
La Barca es un Blog abierto, todas las opiniones son bien recibidas, y nos sirven para mejorar en lo que hacemos y como lo hacemos.
Si quieres opinar sobre el tema del Post o sobre cualquier otro, hazlo con libertad.
Si La Barca no te sirve te pedimos disculpas, pero si te sirve, cuéntaselo a otro, entre todos lo haremos mejor y recuerda que La Barca es fundamentalmente tuya.