Paseando por Internet, encontré está nota publicada por el diario Clarin, de Argentina, que aunque tiene más de 10 años, nunca pierde vigencia.
Sábado | 29.11.1997
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SINODO DE OBISPOS DE AMERICA: POLEMICA EN EL VATICANO
Discuten si pueden comulgar los divorciados vueltos a casar.
Un obispo ecuatoriano y un funcionario de la Santa Sede polemizaron frente al papa Juan Pablo II sobre la eucaristía a los fieles que se casan más de una vez.
Hubo críticas a las enseñanzas en materia familiar.
SERGIO RUBIN
(Ciudad del Vaticano. Enviado especial).- Frente al propio papa Juan Pablo II, un obispo ecuatoriano y un alto funcionario del Vaticano discreparon en sus exposiciones ante el Sínodo de Obispos de América acerca de la polémica negativa de la Iglesia a dar la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar.
Mientras el obispo ecuatoriano Néstor Herrera Heredia sorprendió al auditorio al pedir que en ciertos casos se pueda dar la eucaristía a los creyentes separados en nueva unión, el proprefecto de la Congregación para la Disciplina de los Sacramento, monseñor Jorge Medina Estévez, manifestó que sería totalmente incoherente hacerlo.
La Iglesia considera a los fieles separados en nueva unión como miembros que no sólo pueden sino que también deben participar de su quehacer religioso.
Pero les niega la confesión y la eucaristía, por considerar que el matrimonio es indisoluble y, por lo tanto, las nuevas parejas están en concubinato y pecan de adulterio.
Recomendaciones
El Sínodo de Obispos de América, que está finalizando la primera de sus cuatro semanas de deliberaciones, congrega a unos cincuenta cardenales y a más de doscientos obispos del continente, que están presididos por el papa Juan Pablo II.
Se trata de una asamblea que es convocada cada dos o tres años para tratar un tema o la problemática de una región con el propósito de asistir al Papa en el gobierno de la Iglesia Católica.
Sus conclusiones desembocan en un documento con recomendaciones, previamente convalidadas por el Pontífice.
Teniendo en cuenta el creciente número de personas que en América viven esta situación, quiero pedir al Sínodo que faculte a las Conferencias Episcopales para que establezcan normas adecuadas, según la realidad de cada país, a fin de que puedan recibir la eucaristía, dijo el obispo ecuatoriano Herrera Heredia.
Y señaló en ese sentido que esa eventual decisión debería inscribirse en una actitud de recepción fraterna de muchos católicos que oyen misa, educan cristianamente a sus hijos, hacen obras de caridad y participan en la liturgia y la catequesis.
En una sesión posterior, el funcionario del Vaticano Medina Estévez consideró incoherente pretender participar en la comunión eucarística mientras la vida concreta expresa un rechazo de la ley de Dios, lo que es claro en las situaciones de concubinato o adulterio, aunque no sólo en ellas.
Arzobispo crítico:
El arzobispo canadiense Francis Spence criticó en su intervención el modo en que la Iglesia presenta sus enseñanzas en materia familiar.
Lo hizo al describir el esfuerzo que la mayoría de las familias deben hacer para compaginar sus vivencias mundanas con las enseñanzas de la Iglesia Católica.La mayoría de nuestras familias son conscientes del profundo significado de su tarea, pero encuentran dificultades en relacionar la perspectiva cristiana del matrimonio y la familia con la realidad cotidiana de sus vidas, dijo.
Añadió que el lenguaje abstracto utilizado por la Iglesia constituye una barrera, y señaló que una insistencia exclusiva en la dimensión ideal (del matrimonio y la familia) puede producir un desaliento y un sentimiento de exclusión.
Malestar
La polémica por la negativa de la Iglesia a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar creció en las últimas décadas al compás del aumento de los casos de católicos separados en nueva unión.
No pocos de los creyentes en esta situación que frecuentan los templos no comprenden por qué no pueden recibir la eucaristía, y expresan su malestar y disconformidad ante sus representantes inmediatos en la Iglesia Católica.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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