El señor que muy atentamente me atendió, me dijo que no sabía, que tampoco podía averiguar, que la Agencia no daba información respecto a lo que no publicaba y máxime tratándose de un tema tan conflictivo.
Con todo respeto, es realmente lamentable que únicamente se informe sobre temas no conflictivos y peor aún, que por censura impuesta o autocensura no se le de la difusión que este tema merece.
Estas actitudes, de verificarse en más casos, nos darían la impresión de un proceso de oscurantismo, alejados diametralmente de las Exhortaciones Apostólicas, que con singular misericordia ponen la problemática en el plano que le corresponde.
No le pedí el nombre para evitar la tentación de hacerlo público, pero entre los que nos asimilan a los matrimonios sacramentados, los que inducen a sobrevalorar el convencimiento en conciencia, los que nos discriminan y los que nos censuran o nunca tienen espacio para incluir lo que les enviamos, cada día estaremos más cerca de la frustración y el desencanto.
Hasta quizás, al final del camino nos enteremos que hubo un evangelio que no leímos, el Evangelio según San Yo, algo así como que algunos se lo escriben para ellos mismos.
Todo esto pasa, es verdad, aunque usted no lo crea .
Cuanta chatura.
ResponderEliminarLástima que nunca nos dijeron que el primer mundo también era el primer discriminador, el primer desentendido.
En definitiva, el primer Poncio Pilatos de la era moderna.
Claudio
Estimado Claudio:
ResponderEliminarLamento contradecirte, pero la comunicación telefónica no fue intra primer mundo.