Los católicos que habiéndonos separado o divorciado nos hemos vuelto a unir o casar, arrastramos una doble frustración.
Por un lado el dolor del fracaso pasado y por el otro la incomprensión, cuando no discriminación, en el ámbito religioso.
A veces da la sensación que algunos o son más papistas que el Papa o directa y lamentablemente no han tomado debido conocimiento de las precisas instrucciones emanadas de la sabiduría y misericordia de Juan Pablo II.
Los divorciados en nueva unión tenemos un lugar en la Iglesia en virtud de nuestro bautismo y sólo el ejercicio de ese derecho podrá terminar algún día –quizás- con tanta marginación, fariseismo e impiadiosidad que parece haber teñido a muchos que se autotitulan “hermanos”.
En consecuencia, resulta imprescindible la puesta en marcha de una Pastoral, que contenga y estimule de modo concreto y efectivo a la perseverancia en el camino hacia la Salvación, a pesar de la situación irregular en la que vivimos.
Continuidad, misericordia, comprensión y conocimiento de las enseñanzas del Sumo Pontífice deben ser elementos insoslayables de esta Pastoral.
Si esta problemática la sentís como propia o conoces a quién lo afecte, no estaría de más que nos comunicáramos.
Comentario:
Al momento de la publicación original (2000) el concepto global no tenía la difusión y la comprensión que hoy tiene, por lo que la única actualización podría ser:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tu comentario, No te preocupes por la extensión, lo importante son tus sentimientos.
La Barca es un Blog abierto, todas las opiniones son bien recibidas, y nos sirven para mejorar en lo que hacemos y como lo hacemos.
Si quieres opinar sobre el tema del Post o sobre cualquier otro, hazlo con libertad.
Si La Barca no te sirve te pedimos disculpas, pero si te sirve, cuéntaselo a otro, entre todos lo haremos mejor y recuerda que La Barca es fundamentalmente tuya.