Ante la pregunta que muchos nos han realizado respecto a que intenciones nos impulsan a celebrar en todo el mundo nuestro día, aquí les damos razones.
Más allá de cualquier juicio de valor que se pretenda realizar, la cantidad de separados o divorciados que vuelven a formar una nueva unión es sumamente considerable y a pesar que la Iglesia ha dado signos muy claros de contención misericordiosa hacia quienes viven en esa situación, la realidad parece pasar por otro lado, y eso es realmente lamentable.
Sin pretender analizar las razones que llevan a varios a obviar el tema o a considerarlo tanto un tabú como algo casi sin importancia, porque son teóricamente pocos los que lo sufren, la consecuencia es que los unos por los otros y casa sin barrer.
Ya es hora que esto cambie, lo mínimo que pedimos quienes vivimos “en situación irregular” o como “adúlteros” o como “concubinos” según quien sea el autor de la definición es que se ponga en práctica, pero realmente en práctica, la Encíclica Familiaris Consortio, que por las dudas todavía alguien no lo sepa no nació de la inspiración trasnochada de ningún divorciado en nueva unión sino de la meditación serena y muy analizada de SS Juan Pablo II.
Desde La Barca, quizás el único blog hecho por y para católicos divorciados en nueva unión de todo el mundo, que sin ser el órgano de difusión de ningún movimiento y sin más interese que servir, solicitamos con respetuosa consideración que en todos los ámbitos se recuerde que nos hallamos indisolublemente vinculados a la Iglesia por nuestra condición de bautizados y no por ninguna concesión gratuita o especial proveniente de nada ni de nadie.
La Encíclica citada y muchas otras hablan de nuestra imposibilidad de acceder a la Comunión Sacramental y eso todo el mundo lo sabe y seguramente todos los divorciados en nueva unión lo cumplen, pero hablan de más cosas, las cuales deben ser ejercidas por otros, que no estamos tan seguros que se cumplan, al menos en lo que concierne a nosotros.
Por esto y por mucho más, el 1º domingo de mayo celebraremos el Día Internacional de los Católicos Divorciados en Nueva Unión, para que las oraciones que se eleven en todo el mundo sirvan para aflojar algunos corazones, para que se entienda de una vez por todas que nadie se casa para divorciarse, para que sea haga carne en todos que a pesar de eso se puede seguir siendo cristiano, y no de los peores y a quienes nos discriminan, nos segregan, nos descalifican, o simplemente nos ignoran, también los tendremos presentes nuestra oración comunitaria, ya que sería de poco cristianos sólo rezar por los amigos y benefactores.
Más allá de cualquier juicio de valor que se pretenda realizar, la cantidad de separados o divorciados que vuelven a formar una nueva unión es sumamente considerable y a pesar que la Iglesia ha dado signos muy claros de contención misericordiosa hacia quienes viven en esa situación, la realidad parece pasar por otro lado, y eso es realmente lamentable.
Sin pretender analizar las razones que llevan a varios a obviar el tema o a considerarlo tanto un tabú como algo casi sin importancia, porque son teóricamente pocos los que lo sufren, la consecuencia es que los unos por los otros y casa sin barrer.
Ya es hora que esto cambie, lo mínimo que pedimos quienes vivimos “en situación irregular” o como “adúlteros” o como “concubinos” según quien sea el autor de la definición es que se ponga en práctica, pero realmente en práctica, la Encíclica Familiaris Consortio, que por las dudas todavía alguien no lo sepa no nació de la inspiración trasnochada de ningún divorciado en nueva unión sino de la meditación serena y muy analizada de SS Juan Pablo II.
Desde La Barca, quizás el único blog hecho por y para católicos divorciados en nueva unión de todo el mundo, que sin ser el órgano de difusión de ningún movimiento y sin más interese que servir, solicitamos con respetuosa consideración que en todos los ámbitos se recuerde que nos hallamos indisolublemente vinculados a la Iglesia por nuestra condición de bautizados y no por ninguna concesión gratuita o especial proveniente de nada ni de nadie.
La Encíclica citada y muchas otras hablan de nuestra imposibilidad de acceder a la Comunión Sacramental y eso todo el mundo lo sabe y seguramente todos los divorciados en nueva unión lo cumplen, pero hablan de más cosas, las cuales deben ser ejercidas por otros, que no estamos tan seguros que se cumplan, al menos en lo que concierne a nosotros.
Por esto y por mucho más, el 1º domingo de mayo celebraremos el Día Internacional de los Católicos Divorciados en Nueva Unión, para que las oraciones que se eleven en todo el mundo sirvan para aflojar algunos corazones, para que se entienda de una vez por todas que nadie se casa para divorciarse, para que sea haga carne en todos que a pesar de eso se puede seguir siendo cristiano, y no de los peores y a quienes nos discriminan, nos segregan, nos descalifican, o simplemente nos ignoran, también los tendremos presentes nuestra oración comunitaria, ya que sería de poco cristianos sólo rezar por los amigos y benefactores.
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