Desde algún lugar de Argentina, Pedro, nos envía este mail, lleno de tolerancia y comprensión hacia nuestra situación, que nos renuena la esperanza de ser contenidos misericordiosamente, tal como corresponde.
Lo publicamos como un hecho casi extraordinario, cuando en realidad debería ser lo habitual, tal como dice el Párroco de la Iglesia a la que asisto: Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
El que sigue, es el texto íntegro del mail que recibimos:
Queridos hermanos en Cristo:
Soy un ignoto cristiano me llamo Pedro, y tengo la Gracia del Señor y la fuerza que me da el Santo Espíritu de cumplir 33 años de vida plena con mi amada esposa.
Pero después de releer el Evangelio y volverlo a leer me di cuenta que la compasión con mi hermano es el camino que me señala Cristo: mi Jefe, guía, Señor, la meta de mi vida y el mejor amigo que puede tener un ser humano hambriento de amor y con ganas de sentirse protegido y bajo el manto la Santísima Madre de Dios, la mejor abogada cuando nos hacemos los pedigüeños con nuestro Padre.
Esa compasión la siento profundamente con los hermanos en segunda unión, que son parte de mi vida y mis afectos con los cuales trato de compartir la aventura de vivir en medio de tantas dificultades que el Señor nos pone como prueba en el derrotero de la vida hasta encontrarnos con El, para siempre.
Me emocionó mucho leer de este encuentro en México, en el cual espero, tengo la confianza que se va a hacer un exhorto explicito para defender la vida y la familia pues sin estos valores la humanidad irremediablemente va a su destrucción, pero como estos no son los planes del Tata Dios, mal que le pese al hombre tan testarudo el, pues los lazos indestructibles que genera el AMOR son la mejor arma contra el Maligno.
No quiero dar tanta lata, sí desearles que el Bien Supremo los bendiga y acompañe, y que la luz del Espíritu Santo los ilumine.
P.D.:
Les confieso que solamente con la madurez y entregando mi vida al Señor Jesús con todos los errores y faltas que uno lleva a cuestas, pude superar esa barrera tan espantosa de la discriminación hacia los unidos en segunda instancia, solamente el AMOR hacia Cristo Jesús nos lleva primero a interiorizarnos en el tema, luego comprenderlo (quien soy para tirar la primera piedra, y cuanto lo hacemos!!) y luego sentimos ese impulso irrefrenable de la compasión y el compartir las vivencias, sufrimientos y alegrías que nos regala el Tata cuando amamos a nuestro hermano con pasión cristiana al estilo Teresa de Calcuta, tan chiquita ella y tan grande su amor.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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