Desde Madrid (ESP) hemos recibido este comentario, el cual en forma coherente con nuestra decisión de no censurar ninguna opinión, no sólo hemos autorizado su publicación, sino que lo elevamos a la categoría de post, para que no pase desapercibido.
Nos dicen:
Estimados amigos:
Recibo con cierta sorpresa el comentario de vuestro problema, en nuestro blog, dedicado a la Educación (Kyrios).
Lo cierto es que el asunto no consiste en si lesiona los objetivos del mismo, o si nos vamos a enfadar o no. Ni una cosa ni la otra.
Simplemente, ni es el lugar ni somos la instancia a la que debéis dirigiros.
Se me ocurren ahora, a bote pronto dos instancias a los que dirigiros.
Primero Jesucristo. Rezar todo lo que podáis para que os haga discernir sobre vuestra vida y vuestra historia, puesto que la cruz es una carga que se lleva entre Él y cada uno de vosotros.
En segundo lugar, evidentemente, tenéis un problema con la Iglesia, ya que asumir las limitaciones que la Iglesia os impone es algo distinto y algo más de lo que expresáis.
También os pedimos que no utilicéis nuestro blog para vuestra difusión, ya que intentamos tener un poco de seriedad en nuestra labor, que, reiteramos, no tiene nada que ver con vuestro problema.
Ánimo.
Poneos en manos de la Virgen María.
COMENTARIO:
Es importante que hagamos algunas aclaraciones, para lo cual empezaremos por el final del comentario.
Nos dices:
“… os pedimos que no utilicéis nuestro blog para vuestra difusión, ya que intentamos tener un poco de seriedad en nuestra labor, que, reiteramos, no tiene nada que ver con vuestro problema”, para lo cual reiteramos el encabezado de nuestro envío (SI LO QUE SIGUE CREES QUE LESIONA LOS OBJETIVOS DE TU BLOG NO LO PUBLIQUES, PERO NO TE ENFADES POR NUESTRA NECESIDAD DE DIFUNDIRLO) con lo cual alcanzaba con no publicarlo, tal como han hecho y no tenían ninguna necesidad de molestarse en escribirnos.
No dudamos de la seriedad en vuestra labor, tanto como esperamos que ustedes no duden de la nuestra, tal como subrepticiamente se pretende dejar trascender, ya que eso conlleva un juicio de valor, cuanto menos apresurado y bastante poco objetivo.
Con relación a que “… no tiene nada que ver con nuestro problema”, nos alegramos muchísimo, ya que es muy satisfactorio descubrir que todavía existen sectores de la sociedad, en los cuales la plaga del divorcio aún no ha penetrado y eso nos llena de alegría.
Si entre todos vuestros conocidos nadie lleva esta cruz es un hecho envidiable y aunque no conocemos a nadie ni en forma directa ni indirecta que haya sufrido inconvenientes con el seísmo de Italia, igual nos solidarizamos con todas las victimas y rezamos por ellas, así entendemos nuestra solidaridad cristiana.
Entendemos y aceptamos que no todos piensen igual.
En cuanto a que “… ni es el lugar ni somos la instancia a la que debéis dirigiros…”, les aclaramos que no nos he dirigido, pensando que serían la solución mágica e ipso facto a nuestra problemática, simplemente pensamos y pedimos disculpas por el error, que siendo un blog católico, podrían entender una problemática que se manifiesta en casi todo el mundo católico y que hasta algún visitante de vuestro blog podía serle de utilidad saber, que existe un lugar en la red, donde se dan citan quienes viven su situación, de apenas 38 países, ya que aparte del tratamiento que cada blog hace de su tema central, quienes los visitan, tienen vida.
Con relación a las instancias que nos sugieres, las agradecemos de todo corazón, somos, al menos la mayoría, muy abiertos y sin lugar a ninguna duda, cargamos con nuestra cruz, que en muchos casos es bastante pesada, quizás tanto como la de muchos otros, que afortunadamente no han pasado por la instancia del divorcio o que habiendo pasado no han tenido la tentación de volver a empezar, hasta llegar a nueva unión.
Respecto a que tenemos “…un problema con la Iglesia, ya que asumir las limitaciones que la Iglesia os impone es algo distinto y algo más de lo que expresáis.”, la realidad es que ateniéndonos a la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, que casi tiene 30 años y las que siguieron, nuestros problemas quedan circunscriptos a los que de ellas se desprenden, a lo que hay que agregar todos los otros de carácter general, los mismo que tienen TODOS los cristianos, salvo aquellos que realmente puedan ser los que sean capaces de arrojar la primera piedra.
Independientemente de estas humildes reflexiones, cualquier material que deseen difundir a través de la barca, no duden en enviárnoslo, que gustosamente lo publicaremos, ya que en nuestro blog, muchos divorciados en nueva unión, podrán interesarse respecto de vuestra información.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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