ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

marzo 31, 2009

RESPETUOSO CAMBIO DE IDEAS


Podríamos haber dejado estos pensamientos como simples comentarios, pero como consideramos que del cambio de opiniones TODOS aprendemos, es que decidimos presentarlo como un post.

Quizás pueda parecer esta instrumentación una variante un tanto cavernícola de un foro, pero de las opiniones que se vuelcan en esos sitios únicamente se enteran los que participan estando en el lugar justo en el momento oportuno y si el resto pasados unos días quiere opinar, en general no es lo mismo ni mucho menos.

Con este sistema, cualquier persona en cualquier momento podrá manifestarse y si el tema da para más, como queda permanente abierto, lo podremos retomar o profundizar sin inconvenientes.

Esta historia de cambios de opiniones comienza con el post MAS CUESTIONES DE SEXO del 25/03/09 referido a la virginidad y a partir de allí hasta hoy, pueden verse diferentes opiniones que involucran virginidad, sexualidad y castidad conyugal.

El interesante cruce de pensamientos se produce en el post SEXUALIDAD: SEGÚN EL CRISTAL CON QUE SE MIRE, respecto del cual María José (Valladolid – ESP) dijo:

El tema de la castidad conyugal va orientado al tema de planificación familiar, como un medio de respetar los períodos fértiles de la mujer a fin de evitar un embarazado, siempre con autorización.

El tema de la donación de los esposos a través de la sexualidad es obvio, no contradice lo anterior.

Volvemos a repetir el mismo tema: estar abiertos a la vida, sabiendo que la finalidad de la sexualidad es la procreación.


Es duro ser cristiano, es difícil, sí, pero lo que se expone aquí es la heroicidad y la santidad a la que estamos llamados en todos los órdenes de la vida.

Un abrazo.

María José / Valladolid / ESP


Con relación a este comentario, la autora del post, Graciela, desde Buenos Aires (ARG) contesta:

La finalidad de la sexualidad supera la de la procreación. La sexualidad está orientada a plenificar la comunión de amor entre los esposos.

Este es el fin "PRIMORDIAL" del matrimonio.

La procreación es "consecuencia" de esta comunión de amor.

Por otro lado, no comprendo tus palabras cuando se refieren a la castidad conyugal "siempre con autorización". ¿Autorización de quién y para qué...?

La vida afectiva y sexual de una pareja debe quedar en la esfera privada de la misma.

Es un gravísimo error estar poniendo a disposición de terceros datos sobre nuestra intimidad conyugal. ¿Acaso nosotros queremos constatar el comportamiento sexual de los que nos rodean...?

El inmiscuirse en la vida sexual ajena es un común denominador dentro de nuestros hermanos cristianos.

Está en nosotros evitar dar información que sólo nos importa a nosotros y a nuestras parejas.

Un saludo cordial,


Graciela de Argentina.


COMENTARIO:


Inicialmente diremos que la forma exquisitamente respetuosa de disentir, nos ayuda muchísimo a continuar con la idea que éste debe ser un blog abierto a todas las opiniones sin ningún tipo de censura.

Hecha esta aclaración, vemos que resulta obvio que todo lo relacionado con la sexualidad, en cualquiera de sus instancias es un tema que sigue preocupando, más allá que algunas voces tengan opiniones y actitudes de adoctrinamiento francamente inentendibles o que pretendan silenciarlo, aduciendo que es un tema que le interesa a muy pocos.

Cuando todo se mezcla, tal el caso de las relaciones prematrimoniales, la sexualidad en el matrimonio, la negación de los actos propios de los esposos para los matrimonios en los de segunda unión y la vida sexual fuera del matrimonio, cuando todo es casi lo mismo, es poco lo que es igual.

Si este tema, simplemente este tema se lo reviera, muchas cosas podrían cambiar y casi seguramente para bien.

Obispos, teólogos, laicos comprometidos y seguramente muchos católicos, como varios de nosotros mismos, veríamos con mucha felicidad entre otras cosas, que pudiéramos volver a comulgar y cuanto menos, que no se nos tildara de adúlteros, ya que bastante cargamos nuestra cruz, teniendo prohibido el acceso a la Eucaristía.

El tema de la castidad conyugal, verdadera tesis doctoral de muchos que aspiran a convertirse en catedráticos de fariseísmo exacerbado, sigue siendo algo que parece exclusivo para estudiosos, al mismo tiempo que se insiste en lo irregular de nuestras situaciones, y eso también alguna vez quizás a alguien se le ocurra revisar.

Afortunadamente cada uno es libre de vivir como mejor pueda y quiera y aunque la Encíclica Familiaris Consortio diga muchas cosas y no a todas se le brinde el mismo nivel de cumplimiento, hay una sobre la cual aún nadie se ha atrevido a cuestionar y es que estamos indisolublemente unidos a la Iglesia por nuestro bautismo y eso, ya es suficiente.

2 comentarios:

  1. Querida Graciela, estoy de acuerdo contigo, pero mi comentario surgió desde una perspectiva católica, y sobre lo que entiendo que dice su doctrina.

    Cuando leo tu comentario, lo podría ofrecer cualquier ser humano de cualquier ideología, espiritualidad, religión, etc.

    Cuando hablo de "con autorización" es porque si según la doctrina católica, hemos de estar abiertos a la vida, y la sexualidad a través de esa donación de los esposos (de primera unión, te hablo siempre desde la Iglesia) y como principal expresión de esa donación, está orientada a la procreación, aquí no entran ni anticonceptivos, ni planificación natural, etc. y ya no hablo de aborto que se da por supuesto.

    Y por experiencia propia, te puedo decir, que para optar por la planificación familiar o la abstinencia con el fin de distanciar embarazos, era precisa la dirección espiritual, de ahí la expresión "con autorización". Porque se entiende que si no precisamos esa autorización o consulta, estaremos abiertos a todos los hijos que nos dé Dios, uno cada 9 o 10 meses.

    Creo que hablo bastante claro.

    Que no se haga, es otra cosa.

    Que en la intimidad de la pareja no ha de entrar terceros, ¡creo que se va al ginecólogo para la píldora o el DIU¡, o con los amigos o en la oficina se habla de nuestra satisfacción o no sexual, o si queremos tener hijos o no y cuántos....

    Un abrazo

    María José / Valladolid / ESP

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  2. Querida María José:

    Muchas gracias por tu respuesta.

    Ante todo quiero aclararte que soy católica y que hablo como católica. Lo que no significa que mi pensamiento tenga que estar circunscripto a las afirmaciones de los documentos del magisterio de la Iglesia. De ninguna manera lo estará cuando este último atente contra el más elemental sentido común.

    Porque el respeto a la libertad de conciencia que exige la Iglesia para practicar nuestra fe, también debe ser tenida en cuenta en cuestiones "intra eclesiales". Por eso acepto y me agrada la diversidad de pensamiento, siempre que esté fundamentado y que se haga respetuosamente.

    Esta diversidad de perspectivas frente a una misma realidad es obra del Espíritu Santo y es lo único que puede hacer avanzar a la teología como ciencia, cuando pretende profundizar en el Misterio de Dios y en la verdad del hombre, que jamás podrán ser abarcados en su totalidad, ni encerrados en un discurso dogmático ni moral pretendidamente válido para todos los tiempos.

    En cuando a la paternidad responsable y la planificación familiar, hay temas que indudablemente deben ser replanteados en la teología moral tradicional que es la que se transmite desde la catequesis.

    Te diré que esta moral no es hoy la que comparten la mayoría de los teólogos morales católicos, debido al desfase producido entre las directivas tradicionales, y las situaciones concretas que viven la gran mayoría de las parejas.

    La práctica del "respeto por los ritmos naturales" de la mujer que propone la Iglesia para regular los nacimientos, requiere medir tantas variables para calcular el período de fertilidad (hormonal, psíquica, espiritual, stress, etc.) que se hace pràcticamente imposible su aplicación eficaz. Esta es una realidad importante que no podemos soslayar.

    En otro orden de cosas,y en cuanto al poner a disposición de terceros nuestra intimidad, no es correcto que los cristianos (laicos o jerarquía) estén siempre pendientes de la vida sexual "ajena" para decidir si integrarlos o no en la mesa del altar. o para arrogarse el derecho de permitirles participar en la totalidad de las actividades comunitarias.

    No es lo mismo confiar a un amigo o al médico detalles de nuestra vida afectiva y sexual, de manera "voluntaria", que el deseo perverso de algunos cristianos de inmiscuirse en la vida íntima de una pareja, para saber si tienen o no práctica sexual, y que esa situación sea determinante para considerarlos o no "dignos" de una vida cristiana plena.Todas estas conductas reflejan mucha inmadurez psicológica y religiosa, y estimo que deben ser superadas.

    Te mando un gran cariño desde Argentina,
    y es un gusto dialogar contigo (aunque no compartamos las mismas ideas) gracias a
    este espacio que nos ofrece La Barca,

    Graciela

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