Esta maravilla que queremos compartir nos las ha enviado Graciela desde Bs. As. (ARG) y ha recorrido varios miles de km, hasta que llega a La Barca y recorrerá varios miles más a partir de este momento.
Les contaremos el trayecto:
Un sacerdote amigo de Graciela que está en estos momentos en España haciendo una maestría en espiritualidad bíblica le envió este artículo, cruzó el Atlántico de ida, con su envío, volvió a cruzarlo de vuelta, desde Valencia nos comunicamos con la editorial en Cantabria, luego con el director de la revista en Valladolid, acontinuación mandamos los post a Madrid para que los revisara el Autor, y con la aprobación de todos ahora lo compartimos.
Es casi imperdonable no leerlo y difundirlo, quizás sea uno de los más elocuentes testimonios que hayamos publicar en La Barca.
Como es extenso, lo hemos dividido en 9 partes, esperemos que lo disfruten tanto como nosotros:
Atención pastoral a católicos divorciados y vueltos a casar
«Son personas como nosotros, que han sufrido más que nosotros y que, sin duda, también nos superan en fuerza creyente, en capacidad de aguante y sufrimiento y en amor a una Iglesia que a menudo parece no entenderles» B. HÁRING,
¿Hay una salida? Pastoral para divorciados, Herder, Barcelona 1990, p. 15.
Antes de empezar, una aclaración.
Estas páginas pretenden ser una humilde reflexión pastoral que trata de presentar preguntas y tentativas de respuesta para que los cristianos podamos facilitar el que la vida, la misericordia, la liberación y la reconciliación de Jesús lleguen en toda su plenitud a los divorciados, y ... puedan éstos ser así mediadores del Resucitado y de lo que caracteriza su modo de ser: el discernimiento, la decisión, el desenmascaramiento, la liberación, la reconciliación, la paz, el don de la vida
Para el lector interesado en profundizar en el tema de este artículo desde los ámbitos canónico y pastoral, le resultarán imprescindibles, a mi juicio, las aportaciones de José Mana DÍAZ MORENO, SJ.
Por citar sólo tres de sus escritos:
«El fracaso de los matrimonios canónicos. Notas para una reflexión cristiana »: Vida Nueva 2.242 (22-07-2000), pp. 22-32;
«Actitud cristiana ante los divorciados. Anotaciones personales»: 5a/ Terrae 87/7 (julio-agosto 1999), pp.543-553;
«Los matrimonios fracasados, vertiente canónica y pastoral», en (AA.VV.) Jornadas sobre la familia, Compañía de Jesús, Alcalá de Henares 1998, pp. 76-91.
[En las actas de dichas Jornadas (pp. 92-104), y bajo el título «Conflictividad matrimonial: visión seglar», Cristina GUZMÁN, abogada rotal y matrimonialista, aporta una interesante reflexión personal en torno a lo que una separación conyugal provoca en los miembros de la pareja, reflexión que completa en el artículo que escribe en el presente número de 5a/ Terrae].
Otro material muy valioso para el tema que nos ocupa lo constituye la obra de F.R. AZNAR y J.R. FLECHA, Divorciados y Eucaristía, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca 1996.
Fuente:
Revista Sal Terrae, Nº 93 (2005) páginas 963-974,
Artículo: ¿El abrazo que no llega?
Autor: Pablo Guerrero Rodríguez SJ
Asesor familiar. Madrid.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
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