Hace algunos días recibimos la Revista on line San Pablo y en ella vimos el articulo que como post queremos compartir.
Ya lo hemos comentado y recomendado por su muy buena elaboración y claridad (ver post SEXUALIDAD: ¿ SIGUE SIENDO UN TEMA TABÚ ?)
Aunque se encuentra centrado en el tema de las relaciones matrimoniales, en una parte se deja flotando la siguiente duda, al decir: La pregunta surge sobre aquellas parejas que conviven sin estar casadas o los separados en nueva unión, si se considera que ellos también mantienen relaciones prematrimoniales y por eso es que lo publicamos en La Barca.
Más allá de la lectura del post, en la cual trascribimos en forma textual el artículo, es recomendable acceder al original para ver los comentarios que ha suscitado y luego sacar cada uno sus propias conclusiones.
El artículo dice:
Es un hecho que hoy muchos jóvenes y adultos consideren como cosa normal, incluso como una auténtica muestra de amor entre amigos y novios, el tener relaciones íntimas antes del matrimonio.
Muchas son las voces que se han alzado en contra, esgrimiendo argumentos éticos, religiosos, psicológicos o sociales.
El vocablo prematrimonial implica que estas relaciones se producen entre personas cuyo proyecto es llegar al matrimonio, o sea, entre los novios que comparten la intención seria de contraer nupcias o, al menos, están planteando seriamente la posibilidad de hacerlo.
No se incluyen, dentro este concepto, las prácticas sexuales entre amigos (y no tanto) o parejas que no se han propuesto esa meta. Sin embargo, en la confusión, se llama relaciones prematrimoniales a ...
... todo tipo de acto sexual que se realiza fuera del contexto marital.
Desde una Iglesia (y no sólo la Católica), que muchos opinan que no lee con discernimiento los tiempos que corren, le otorgan la categoría de pecado, ofensa a Dios, acto ilícito, enarbolando el sexto mandamiento hasta el paroxismo.
Ejemplo de ello es Héctor Petrecca que, en su libro Hablemos del Amor (Buenos Aires, Editorial La Aurora, 1996), afirma que otro aspecto para destacar de las relaciones prematrimoniales es que quien las práctica se hace esclavo de la inmundicia. Se produce una esclavitud verdadera.
Caen por una pendiente infernal encontrando cada vez menos satisfacción en las relaciones normales, y, entonces se origina el horror final: buscan sensaciones nuevas con integrantes de su mismo sexo, en orgías, en relaciones incestuosas, violaciones y hasta con animales.
El fundamentalismo se presenta disfrazado de consejo para un buen cristiano.
No se trata de abrir un debate sobre si es malo o bueno, porque nadie tiene la verdad absoluta respecto al tema.
Existen diferentes puntos de vista, y, quienes están en el medio de la Iglesia, no se puede negar que han adoptado una posición muy radical.
Antes de llegar al matrimonio, las relaciones entre novios han de ser evidentemente castas, de continencia total respecto a la relación sexual plena y, claro es, también respecto a los actos que naturalmente tienden a la completa satisfacción genital.
No se deben poner actos cuya natural consecuencia sea algo que se trata de evitar.
Yo no debo tirar una piedra enorme contra un cristal frágil, si no quiero romperlo; y si la tiro, por más que proclame que ‘no quería’ romper el cristal, lo quise.
De modo que si se ponen actos que de suyo despiertan una pasión extemporánea o adulterada, es que se quieren sus consecuencias, o debe reconocerse que no se obra racionalmente, es decir, a la medida y altura de la dignidad personal de los hijos de Dios (cf. Las relaciones prematrimoniales, Antonio Orozco).
Según el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E. (www.teologoresponde.com.ar), la extensión de este tipo de relaciones entre los novios ha tomado, en muchos lugares, una proporción tal, que muchos lo juzgan como una actitud 'normal’, con carta de ciudadanía en todo noviazgo.
Las causas de su propagación pueden verse en distintos fenómenos de nuestra época como ser:
-La reducción del amor al sexo.
-La reducción del sexo a la genitalidad.
-La prolongación indefinida de algunos noviazgos.
-El bombardeo de pornografía en los medios de comunicación social.
-La facilidad del recurso a los medios anticonceptivos y la mentalidad anticonceptiva y abortista dentro del mismo matrimonio.
-La pérdida del sentido de la castidad y de la virginidad.
-La falta de educación del carácter y de la afectividad en general.
Frente a esto, se afirma que la relación sexual es una de las maneras de comunicarse entre dos personas que se aman, no sólo que se quieren, sino que van más allá: que asumen un proyecto que construyen en común, que se comprometen entre sí de por vida.
La pregunta surge sobre aquellas parejas que conviven sin estar casadas o los separados en nueva unión, si se considera que ellos también mantienen relaciones prematrimoniales.
Entrarán dentro de lo que expresa un informe de la Union Internationel des Organismes Familiaux, celebrado hace unos años, en München:
Las relaciones sexuales completas, y también las caricias que producen el orgasmo, ejercen una fascinación en los enamorados que les impide normalmente comprobar y apreciar con exactitud los demás elementos de la armonía matrimonial, en especial los psíquicos y los espirituales.
De ello se desprende frecuentemente el desengaño después de la boda, que es tanto más grave cuanto que los factores despreciados apenas pueden recuperarse después.
Por el contrario, cuando la adaptación psíquica y espiritual se produce con plena conciencia, la base es más sólida, y la experiencia sexual dentro del matrimonio se enriquece y se rejuvenece cada vez más.
Quienes sostienen que las relaciones prematrimoniales reducen la pareja a lo sexual están haciendo lo mismo que critican y le adjudican a lo sexual un poder regidor de toda la vida de una pareja.
La sexualidad forma parte de la vida de cada ser humano, y, mientras sea responsable, madura y consentida con la otra persona, no debe ser vista como un problema o tabú.
No podemos juzgar a aquellas parejas que mantienen relaciones sexuales antes del matrimonio, si no conocemos su historia, los motivos por los cuales las practican.
Se hace necesario, en lugar de condenar, desarrollar una educación sexual basada en el respeto hacia el otro y hacia uno mismo.
Fuente: Revista on line San Pablo – Año V – Edición Nº 385 // 19/03/09
Autor: Joaquín Rocha – Psicólogo especialista en Educación para la comunicación
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
Hola, sólo una apreciación, la Iglesia no considera las relaciones sexuales en las parejas divorciadas y casadas de nuevo, como relaciones prematrimoniales, sino "adulterio", algo muy diferente. De ahí, la importancia de conseguir la nulidad, uno de los aspectos es que ya no eres divorciado, sino soltero. Un saludo.
ResponderEliminarMaría José / valladolid / ESP