Podríamos haber dejado estos pensamientos como simples comentarios, pero como consideramos que del cambio de opiniones TODOS aprendemos, es que decidimos presentarlo como un post.
Quizás pueda parecer esta instrumentación una variante un tanto cavernícola de un foro, pero de las opiniones que se vuelcan en esos sitios únicamente se enteran los que participan estando en el lugar justo en el momento oportuno y si el resto pasados unos días quiere opinar, en general no es lo mismo ni mucho menos.
Con este sistema, cualquier persona en cualquier momento podrá manifestarse y si el tema da para más, como queda permanente abierto, lo podremos retomar o profundizar sin inconvenientes.
Esta historia de cambios de opiniones comienza con el post MAS CUESTIONES DE SEXO del 25/03/09 referido a la virginidad y a partir de allí hasta hoy, pueden verse diferentes opiniones que involucran virginidad, sexualidad y castidad conyugal.
El interesante cruce de pensamientos se produce en el post SEXUALIDAD: SEGÚN EL CRISTAL CON QUE SE MIRE, respecto del cual María José (Valladolid – ESP) dijo:
El tema de la castidad conyugal va orientado al tema de planificación familiar, como un medio de respetar los períodos fértiles de la mujer a fin de evitar un embarazado, siempre con autorización.
El tema de la donación de los esposos a través de la sexualidad es obvio, no contradice lo anterior.
Volvemos a repetir el mismo tema: estar abiertos a la vida, sabiendo que la finalidad de la sexualidad es la procreación.
Es duro ser cristiano, es difícil, sí, pero lo que se expone aquí es la heroicidad y la santidad a la que estamos llamados en todos los órdenes de la vida.
Un abrazo.
María José / Valladolid / ESP
Con relación a este comentario, la autora del post, Graciela, desde Buenos Aires (ARG) contesta:
La finalidad de la sexualidad supera la de la procreación. La sexualidad está orientada a plenificar la comunión de amor entre los esposos.
Este es el fin "PRIMORDIAL" del matrimonio.
La procreación es "consecuencia" de esta comunión de amor.
Por otro lado, no comprendo tus palabras cuando se refieren a la castidad conyugal "siempre con autorización". ¿Autorización de quién y para qué...?
La vida afectiva y sexual de una pareja debe quedar en la esfera privada de la misma.
Es un gravísimo error estar poniendo a disposición de terceros datos sobre nuestra intimidad conyugal. ¿Acaso nosotros queremos constatar el comportamiento sexual de los que nos rodean...?
El inmiscuirse en la vida sexual ajena es un común denominador dentro de nuestros hermanos cristianos.
Está en nosotros evitar dar información que sólo nos importa a nosotros y a nuestras parejas.
Un saludo cordial,
Graciela de Argentina.
COMENTARIO:
Inicialmente diremos que la forma exquisitamente respetuosa de disentir, nos ayuda muchísimo a continuar con la idea que éste debe ser un blog abierto a todas las opiniones sin ningún tipo de censura.
Hecha esta aclaración, vemos que resulta obvio que todo lo relacionado con la sexualidad, en cualquiera de sus instancias es un tema que sigue preocupando, más allá que algunas voces tengan opiniones y actitudes de adoctrinamiento francamente inentendibles o que pretendan silenciarlo, aduciendo que es un tema que le interesa a muy pocos.
Cuando todo se mezcla, tal el caso de las relaciones prematrimoniales, la sexualidad en el matrimonio, la negación de los actos propios de los esposos para los matrimonios en los de segunda unión y la vida sexual fuera del matrimonio, cuando todo es casi lo mismo, es poco lo que es igual.
Si este tema, simplemente este tema se lo reviera, muchas cosas podrían cambiar y casi seguramente para bien.
Obispos, teólogos, laicos comprometidos y seguramente muchos católicos, como varios de nosotros mismos, veríamos con mucha felicidad entre otras cosas, que pudiéramos volver a comulgar y cuanto menos, que no se nos tildara de adúlteros, ya que bastante cargamos nuestra cruz, teniendo prohibido el acceso a la Eucaristía.
El tema de la castidad conyugal, verdadera tesis doctoral de muchos que aspiran a convertirse en catedráticos de fariseísmo exacerbado, sigue siendo algo que parece exclusivo para estudiosos, al mismo tiempo que se insiste en lo irregular de nuestras situaciones, y eso también alguna vez quizás a alguien se le ocurra revisar.
Afortunadamente cada uno es libre de vivir como mejor pueda y quiera y aunque la Encíclica Familiaris Consortio diga muchas cosas y no a todas se le brinde el mismo nivel de cumplimiento, hay una sobre la cual aún nadie se ha atrevido a cuestionar y es que estamos indisolublemente unidos a la Iglesia por nuestro bautismo y eso, ya es suficiente.
Le escribo por este medio, sin complejos ni pre conceptos pueriles, con la casi plena seguridad que Usted nunca llegará a enterarse del contenido de la presente, salvo que algún piadoso villenense, estudiante de doctorado, o algún otro visitante ocasional de la Santa Sede se la haga llegar, pero como decía un Santo nacido en Barbastro (Huelva): “Haz lo que debas, a...unque debas lo que hagas” y a eso vamos.
Me tomo el atrevimiento de dirigirme a Usted desde las antípodas del pensamiento (futbolísticamente hablando, obvio, aunque estemos en la B Nacional, Huracán, existe) tal como lo hice hace más de 10 años y en ese momento para mi sorpresa tuve una respuesta elocuente, nada de palabras huecas, nada de dilaciones estériles, actos concretos, hechos reales.
Bastó una Audiencia casi inmediata con el Obispo Auxiliar a cargo de la Pastoral Familiar en la Redonda de Belgrano y si no hubiera sido por mi cruzada del charco, seguramente desde varios años esa idea hubiera tomado cuerpo, hubiera visto la luz y, quizás, hoy muchos nos sentiríamos partícipes de un muy interesante ámbito de reflexión y contención.
Como no le di las gracias en su momento, tarde pero seguro, aprovecho la oportunidad para hacerlo. Nobleza obliga.
También le escribo desde el conocimiento, casi en primera persona, de sus apoyos a un hermoso y colorido movimiento, nacido en Palma de Mallorca y difundido en todo el mundo, con relación a una apertura muy acorde a los tiempos, aunque por razones estatutarias (obviamente modificables) no hayan considerado posibles sus sugerencias, ha sido otra verdadera lástima.
Se podría haber brindado contención y felicidad a muchos, pero las cosas son como son y quizás en el futuro la apertura, el aggiornamiento y la comprensión sean elementos que algunos puedan tener en cuenta y seguramente contarán con el respaldo de quienes corresponda.
Imagino, sin demasiada inteligencia, que el camino que deberá recorrer será cualquier cosa menos fácil, que como dice San Lucas en su capítulo 10, "la mies es mucha y los obreros pocos", al menos los que estén realmente dispuestos a poner cada cosa en su lugar, pero al aceptar la decisión del Cónclave eso ya lo sabía, así que ahora sólo resta hacer y confiar en la Divina Providencia.
Su estilo claro, cercano, agradable será un buen elemento para "caminar, edificar y confesar" como magistralmente nos ha señalado el derrotero y es dable creer que por esa huella será un desafío alucinante caminar, sin necesidad de demasiadas cosas extras.
Los temas siempre pendientes son muchos, todos importantes y según con quien uno hable o que periódico lea parece que todos necesitan una respuesta inmediata, ejemplarizante en algunos casos y de estricta justicia en otros, pero realmente cada cosa deberá esperar su turno y esa Iglesia a la medida de cada uno, esa Iglesia que reivindique al Evangelio según San Yo, esa Iglesia inmediatista del Llame Ya, es una Iglesia que no existe y que seguramente no existirá, así que no se preocupe, mientras tanto ladrarán y esa será la señal inequívoca que cabalgamos.
A pesar de todo me atreveré a llamar su atención en un tema que a varios, diseminados por todo el mundo, nos ha tocado la lamentable situación de romper nuestros matrimonios y en algunos casos la bendición de tener una nueva posibilidad y hemos encontrado en la Exhortación Apostólica Familiris Consortio una luz de esperanza, aunque luego de más 30 años de esa hermosa Encíclica de SS Juan Pablo II, quizás algo más se pueda hacer, tal como se ha planteado en varios Sínodos.
El acceso a los Sacramentos es pan de vida y bebida de salvación y aunque cueste creerlo, son muchos los famélicos que verían con sumo agrado que de una manera concreta se los tuviera en cuenta y para eso contamos con Usted, con su comprensión, con su cordialidad, con su buen hacer y recordando a San Mateo (7.7) resuena en los oídos, en el cerebro y en los corazones aquello de:”Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” y esto renueva la ilusión y esperanza, esa segunda virtud teologal que algunas veces el ajetreo de lo cotidiano nos hace olvidar.
La Comunión Espiritual es reconfortante, es un paliativo hermoso, es un acto de cercanía que hace vibrar el cerebro y que acelera las pulsaciones, pero convengamos que no es lo mismo ni mucho menos y de eso pueden dar testimonio elocuente quienes a lo largo de los años se quedan de rodillas en los reclinatorios, con rostros compungidos y dolor en el corazón.
Sabemos que el camino será largo, que los obstáculos se multiplicarán a cada paso, que entre las urgencias de unos y la laxitud de otros algunas cosas se podrán complicar, pero también sabemos que si bien no hay rosas sin espinas, quizás algún día podamos decir que no hay espinas sin rosas.
Me despido con la inconmensurable convicción que: Cristo, cuenta contigo y nosotros con su Gracia.
Dios guarde a Su Santidad
Querida Graciela, estoy de acuerdo contigo, pero mi comentario surgió desde una perspectiva católica, y sobre lo que entiendo que dice su doctrina.
ResponderEliminarCuando leo tu comentario, lo podría ofrecer cualquier ser humano de cualquier ideología, espiritualidad, religión, etc.
Cuando hablo de "con autorización" es porque si según la doctrina católica, hemos de estar abiertos a la vida, y la sexualidad a través de esa donación de los esposos (de primera unión, te hablo siempre desde la Iglesia) y como principal expresión de esa donación, está orientada a la procreación, aquí no entran ni anticonceptivos, ni planificación natural, etc. y ya no hablo de aborto que se da por supuesto.
Y por experiencia propia, te puedo decir, que para optar por la planificación familiar o la abstinencia con el fin de distanciar embarazos, era precisa la dirección espiritual, de ahí la expresión "con autorización". Porque se entiende que si no precisamos esa autorización o consulta, estaremos abiertos a todos los hijos que nos dé Dios, uno cada 9 o 10 meses.
Creo que hablo bastante claro.
Que no se haga, es otra cosa.
Que en la intimidad de la pareja no ha de entrar terceros, ¡creo que se va al ginecólogo para la píldora o el DIU¡, o con los amigos o en la oficina se habla de nuestra satisfacción o no sexual, o si queremos tener hijos o no y cuántos....
Un abrazo
María José / Valladolid / ESP
Querida María José:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu respuesta.
Ante todo quiero aclararte que soy católica y que hablo como católica. Lo que no significa que mi pensamiento tenga que estar circunscripto a las afirmaciones de los documentos del magisterio de la Iglesia. De ninguna manera lo estará cuando este último atente contra el más elemental sentido común.
Porque el respeto a la libertad de conciencia que exige la Iglesia para practicar nuestra fe, también debe ser tenida en cuenta en cuestiones "intra eclesiales". Por eso acepto y me agrada la diversidad de pensamiento, siempre que esté fundamentado y que se haga respetuosamente.
Esta diversidad de perspectivas frente a una misma realidad es obra del Espíritu Santo y es lo único que puede hacer avanzar a la teología como ciencia, cuando pretende profundizar en el Misterio de Dios y en la verdad del hombre, que jamás podrán ser abarcados en su totalidad, ni encerrados en un discurso dogmático ni moral pretendidamente válido para todos los tiempos.
En cuando a la paternidad responsable y la planificación familiar, hay temas que indudablemente deben ser replanteados en la teología moral tradicional que es la que se transmite desde la catequesis.
Te diré que esta moral no es hoy la que comparten la mayoría de los teólogos morales católicos, debido al desfase producido entre las directivas tradicionales, y las situaciones concretas que viven la gran mayoría de las parejas.
La práctica del "respeto por los ritmos naturales" de la mujer que propone la Iglesia para regular los nacimientos, requiere medir tantas variables para calcular el período de fertilidad (hormonal, psíquica, espiritual, stress, etc.) que se hace pràcticamente imposible su aplicación eficaz. Esta es una realidad importante que no podemos soslayar.
En otro orden de cosas,y en cuanto al poner a disposición de terceros nuestra intimidad, no es correcto que los cristianos (laicos o jerarquía) estén siempre pendientes de la vida sexual "ajena" para decidir si integrarlos o no en la mesa del altar. o para arrogarse el derecho de permitirles participar en la totalidad de las actividades comunitarias.
No es lo mismo confiar a un amigo o al médico detalles de nuestra vida afectiva y sexual, de manera "voluntaria", que el deseo perverso de algunos cristianos de inmiscuirse en la vida íntima de una pareja, para saber si tienen o no práctica sexual, y que esa situación sea determinante para considerarlos o no "dignos" de una vida cristiana plena.Todas estas conductas reflejan mucha inmadurez psicológica y religiosa, y estimo que deben ser superadas.
Te mando un gran cariño desde Argentina,
y es un gusto dialogar contigo (aunque no compartamos las mismas ideas) gracias a
este espacio que nos ofrece La Barca,
Graciela