ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

febrero 13, 2009

ANTE TANTA MIOPIA, UNA DULCE MIRADA


Desde la ciudad de Buenos Aires (ARG) Maricedes y Eduardo nos cuenta como nos ven, en una respuesta sincera y llena de misericordia, apesar que no viven en carne propia nuestra misma situación, pero como católicos de mente abierta, les sobra para comprender.

Nos dicen:


Como vemos los que no estamos en esa situación a los Católicos Divorciados en Segunda Unión.


Somos un matrimonio sacramental que llevamos 47 años de casados. Tenemos tres hijos y seis nietos.

Hemos tenido la Gracia de poder vivir nuestra vida matrimonial sin graves problemas.


Sin duda hemos tenido dificultades: de salud, económicas, de trabajo y las propias de un matrimonio.

Durante diez años tuvimos que atender a nuestras respectivas madres con mal de Alzheimer y durante esos años nuestra vida familiar se vió sumamente alterada y dificultada.

Hemos tenido enfermedades graves que gracias a Dios hemos superado.

Lo que queremos expresar es que en estos 47 años hemos debido superar dificultades y problemas, en suma no nos ha sido fácil, pero también hemos podido gozar de grandes alegrías familiares viviendo nuestro matrimonio con el mismo amor del primer día.

Tenemos amigos que no han podido vivir una vida matrimonial similar a la nuestra.

Algunos por una viudez prematura, otros por padecer alguno de ellos incapacidades severas, otros porque al cabo de un tiempo no han podido continuar la convivencia y han optado por el divorcio.

Algunos de ellos han constituido nuevas uniones.


La pregunta que nos proponemos contestar es ¿cómo vemos desde nuestra realidad matrimonial a los divorciados que han constituido una familia en una segunda unión?

En primer lugar les digo que los vemos con admiración en la acepción que implica “consideración que se tiene a alguien por sus cualidades”.

Admiración que surge del hecho de que habiendo tenido dificultades en un matrimonio, con todas las angustias, penas, e inconvenientes que supongo que ello implica, persisten en volver a intentar una unión y a constituir una familia.

Y esto revela en esas personas una vocación matrimonial digna de admiración.

Revela la firma convicción de que la familia es el mejor ámbito para vivir, crecer, tener hijos y realizar la vocación personal de esposo/esposa, padre/madre.

Revela también que pese a un fracaso matrimonial siguen pensando que el matrimonio es el ámbito natural para el hombre y la mujer y de esta forma revalorizan auténticamente, quizás más que otros, la institución matrimonial.


En segundo lugar los vemos con piedad. La acepción que le damos a este término, más que la de los diccionarios que sin duda traen cierta confusión, es la del sentimiento de pena hacia una persona desgraciada o que padece.

Porque suponemos que para los católicos que viven con autenticidad su fe esta situación marital implica un padecimiento en tanto la Iglesia, hasta ahora, les impone limitaciones para vivir plenamente su catolicismo.

También es probable que hayan sufrido o sufran marginaciones y en algunos casos es probable que se automarginen y esto produce en nosotros conmiseración.


En tercer lugar queremos decirles que, como no puede ser de otra manera, los sentimos hermanos en la fe e integrantes de una misma Iglesia de Cristo.

Porque así nos lo reclama nuestra fe pero, por sobre todas las cosas, porque así lo sentimos.

Y como miembros de la Iglesia cada uno según su propio don y su propia situación y circunstancia está llamado a ser testigo viviente del Cristo Salvador. Y sin duda alguna Uds. lo están testimoniando.


Vaya pues nuestro aliento y comprensión y nuestras oraciones para que vivan con entusiasmo y esperanza y en común-unión con todos los fieles cristianos las circunstancias de vida en la que están y que en ella encuentren la santificación.

Bs As, ARG, 14 de febrero de 2009. Día de los enamorados.

María de las Mercedes González Bergerot de Tasca
Eduardo Luis Tasca.


COMENTARIO:

Quienes nos enviaron esta reflexión, son amigos recientes, apenas 25 años de relación nos unen, luego de una experiencia maravillosa en un retiro espiritual en el que descubrí que la Iglesia, somos TODOS, y que si el Espiritu Santo nos regala su presencia activa, podemos llevar una vida ¡¡¡ DE COLORES !!!


Queridos amigos, nos gusta que nos quieran como somos, un pocos locos, unos soñadores, un tiro al aire como dicen los que no nos quieren nada, por asi: Nos hacen sentir FELIZ.


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