ASI SOMOS

Algunos nos llaman adúlteros, nosotros preferimos definirnos como:

católicos por el bautismo, comprometidos por la fe, independientes porque nadie nos ha lavado el cerebro, divorciados por que las circunstancias de la vida nos han llevado a un fracaso y en nueva unión porque creemos firmemente en la familia como célula básica de la sociedad y hacemos de la Comunión Espiritual nuestro alimento del alma y porque nos sometemos al Fuero Externo.

Todo esto aunque los retrógrados y preconciliares nos digan simplemente ADULTEROS.

febrero 23, 2009

SEXUALIDAD O GENITALIDAD


Desde la Ciudad de Buenos Aires (ARG)Graciela nos ofrece su análisis, tan bien fundamentado como siempre, respecto al tema que venimos descubriendo como la directirz del problema de acceso a la eucaristía, o sea todo lo relativo a las relaciones en la pareja.

Marca una clara diferencia entre sexualidad y genitalidad, algo que habitualmente se confundo y que planteado casi como sinónimos, lleva consigo una carga pecaminosa.


Nos dice:

I) Con respecto a la relación entre sexualidad y accesibilidad a la Eucaristía, antes de iniciar cualquier reflexión es bueno tener en claro algunos puntos fundamentales, a saber:

Que desde una espiritualidad "sana" basada en una antropología "bíblica", es impensable concebir la vida humana cercenando un aspecto tan importante de la vida afectiva de la persona, como es su sexualidad.

No hablo de "genitalidad", como en las catequesis y pastorales se consideró durante siglos de modo fragmentario y equivocado (aún se sigue pensando así en algunas mentes), sino de "sexualidad", esto es, el "modo" en que mi persona se comunica y relaciona con los demás, la posibilidad de la entrega al que ama como "don", con todo su ser.

De modo que considerar la sexualidad humana como algo "pecaminoso" de por sí, ajeno a la vida espiritual y a la relación con Dios, y como un "obstáculo" para el acceso a los sacramentos, no es bíblico y mucho menos cristiano.


II) Jamás se puede equiparar la vida sexual de una pareja comprometida en su amor, esté o no casada por la "ley de la Iglesia", con el sexo "casual", con la "promiscuidad", y con toda forma de sexualidad que no respete el ser y el cuerpo del otro, y que por ende lo tome como objeto.

Las personas que viven una vida sexual basada en el amor y el respeto, no deberían permitir estas comparaciones totalmente fuera de lugar.

Aceptar las mismas, vengan de quienes vengan, significa minusvalorar la propia relación amorosa que tiene uno con su pareja.



III) Las opciones de "vivir como hermanos" o la "castidad conyugal" que algunos proponen como modo de vida dentro de la pareja, no se corresponden plenamente con los fines principales de la vida matrimonial (matrimonio "eclesial" o civil), que son la donación recíproca en una comunión de amor y la procreación. Estos estados de vida tienen que ver más bien con la opción absoluta por el Reino propia de la vida consagrada.

Tener en cuenta estos principios nos va a permitir una reflexión más madura, amplia y profunda del tema en cuestión.

Saludos cordiales,

Graciela

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