SOBRE LA NULIDAD MATRIMONIAL (4º PARTE)

Cuando alguien considera que no tiene razones para acceder a la Nulidad Matrimonial, se abren nuevos caminos, los cuales también pueden ser transitados.

A continuación, las reflexiones de Gustavo, quien nuevamente nos escribe desde Buenos Aires (ARG) La otra duda pasa, desde mi punto de vista, por la ética de las opciones que mi Iglesia me ofrece.

Juan Pablo II, llama a la integración de los divorciados, pero como hermanos en pecado permanente, con alternativas, que va desde la mayor permisividad en las causas de nulidad, vivir juntos en castidad, etc.

Este caso, nulidad, desde mi punto de vista, es un poco hipócrita.

Me indica, que amplía un análisis de mi primera unión, que en pos de solucionar mis necesidades, me lleva a desvalorizar 20 o 30 años de mi vida si puedo comprobar que psicológicamente no era maduro, o que no pensábamos mantener la fidelidad.

En mi caso y creo que para una gran parte de los divorciados, es una opción, por lo menos, degenerada.

Fui consiente al casarme, crecí, maduré y aprendí, dentro de él, tuve proyectos, sueños que se concretaron y otros no.

El mismo, por falencia de ambos cónyuges fracasó, por más que intentamos salvarlo, murió.

Tengo más sueños, proyectos y camino que quiero, libremente y de acuerdo a mi naturaleza, continuarlos en mi pareja, a la cual respeto en mi corazón, con la misma firmeza que si tuviera los votos, pero de ninguna manera, me parece cobarde y pecado, buscar el salvavidas de una nulidad desechando una unión que conscientemente viví.

Para finalizar opino que, en el pasado, se disfrazó necesidades temporales por dogma, con ejemplos ridículos desde la óptica actual, caso Galileo,.

Si hubiera descubierto que el universo está en expansión, hubiera llegado a una conclusión grandiosa, para esa época "… donde, las estrellas se alejan en todas direcciones para un observador centrado en la Tierra (geocentrismo, prueba física de la predilección divina por el hombre”) y sería San Galileo.

Actualmente estamos padeciendo varias de ellas, posiblemente en 100 años y por la pérdida de fieles se reestructure la posición actual, de una manera que de a risa, claro, los que no reímos somos nosotros que padecemos la exclusión e hipocresía.

Bueno muchas gracias por invitarme a escribir, espero no haberte defraudado.

Gracias además por el portal que han creado y la contención que brinda.

Gustavo


COMENTARIO:
No seremos nosotros quienes podamos evaluar si tu situación reúne o se encuadra en algunos de los parámetros estipulados por la Iglesia tendientes a evaluar un posible proceso de Nulidad, aunque si todas las previsiones consideras que no son de aplicabilidad, quizás efectivamente no lo sean y en ese caso hay poco por hacer en ese sentido.

De todos modos no estaría de más una consulta en un Tribunal Eclesiástico, donde podrías evacuar cualquier duda al respecto.

La Encíclica Familiaris Consortio, considera situaciones como las que supones que es la tuya y allí encontrarás muchas respuestas.

Si llegado el caso formalizaras una nueva unión y aceptaras las condiciones que impone la Iglesia, hasta podrías acceder a los Sacramentos y si esa situación no es la opción que elijas, las restricciones serían las que la misma Iglesia impone, pero que en ningún caso deberían ser las determinantes de tu alejamiento.

Dios, desde su eterna misericordia será en definitiva quien nos juzgue por nuestra vida y ahí sabremos en realidad en que lugar quedará cada uno, de acuerdo a lo que haya hecho o no haya hecho.

Algunos plantean directamente que es una cuestión de conciencia y que en función de eso, cada uno determina lo que hace y lo que deja de hacer, no es nuestro caso.

Quizás algunas cosas cambien en el futuro, que lo veamos o quizás no, mientras tanto las cosas están muy claras, las que nos gustan y las que preferiríamos que fueran diferentes.

También es bastante cierto que no todos lo tienen muy claro y que para algunos, quienes no podemos comulgar somos criaturas de 2º categoría y ese juicio sería aceptable (aunque no del todo compartible) si quienes emitieran determinadas opiniones, acciones y actitudes fueran santos, pero quizás no todos lo sean.

Durante un encuentro de divorciados en segunda unión, hace varios años, escuché el siguiente comentario, carente de valor teológico y bastante vulgar, pero también muy honesto:

Hablan como santos, pero ninguno orina agua bendita.

Animo, no estás sólo, muchos comprendemos la situación y es una preocupación no sólo tuya y nuestra, hasta algunos Obispos lo plantean y por algo será.